Manuel Aramburu, Astigarraga

La lenta agonía de EA

Produce autentica grima que un partido político que durante años constituyó un auténtico referente dentro del espectro nacionalista vasco haya llegado al absoluto sinsentido que es en la actualidad, a saber: Cuatro y un tambor, mal avenidos, con constantes trifulcas y guerras de guerrillas entre Tirios, el sector oficialista de Eba Blanco, y Troyanos, el crítico de Mayorga Ramírez, cuyas desavenencias han llegado incluso a los Tribunales de Justicia.

En román paladino: una exacta reproducción del camarote de los hermanos Marx.

Y para concluir este autentico sainete, comparece en escena Carlos Garaikoetxea, implorando, por no decir mendigando, una mayor autonomía de su partido dentro de la coalición EH Bildu.

Colofón: tengo para mí que cuando un proyecto político, como el que nos ocupa, fracasa, no queda sino organizar una cena de despedida, tras la cual los mayores de edad puedan disfrutar de una plácida jubilación, y el resto volver a sus cargos civiles reconocidos, si es que lo tienen, que esa es otra.

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