Manu Ballesteros

Las personas mayores, presas fáciles

De vez en cuando aparece alguna noticia alarmante de delincuentes que se hacen pasar por personal de gas o la luz y se meten en casa de las personas mayores para robarles, por lo que la alarma de que hay que estar pendiente de estas cuestiones es muy real, aunque los casos no sean una plaga. Pero si ese delincuente, y esta cuestión sí que está más extendida, les entra a través del teléfono móvil dándoles de alta en servicios que ellos y ellas no han contratado ¿como lo pueden combatir?... están más a su merced, es una práctica más sutil, más cobarde.

Los responsables por cómplices de estos robos son los gobiernos de turno que no obliga a estas empresas a una autorización previa, por escrito o grabada, de que los usuarios que quieran puedan ser asaltados con la contratación de unos servicios sin un aviso firme. Esto sucedió en el pasado con las líneas eróticas, no vale dejar la puerta abierta para que cualquiera en algún momento pueda utilizarla consciente o inconscientemente, ya no existe la autorización generalizada, es el particular el que la pide detalladamente y expresamente. Y mientras esto no se haga para defender a los más vulnerables de la sociedad, al delincuente «barriobajero» y sinvergüenza que se cuela en los pisos falseando su identidad, habrá que añadir el delincuente de «guante blanco» que tiene la complicidad del Estado.

 

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