Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

Lenguas consideradas como un estorbo

La violencia de hoy es el conformismo del consenso que el antagonismo del disenso. Se ha llegado a tal punto que el mero hecho de existir ya es violencia. Estamos en una sociedad del miedo que genera la sociedad del odio, que se diluye en las baratijas que ofrece el sistema cultural vendido a la inercia del inmovilismo aparentado lo contrario. Todo lo que rezuma cultura, es hoy en día nuestro principal enemigo. La verdad como raíz, como productora de vida, como valor sólido, se ha trasformado en una terracota que cualquier mano pirata, la moldea al servicio de la dictadura de los opresores. Las identidades, las raíces, la trasmisión cultural, fuera del mercado, su mera existencia se trata como violencia hacia las estructuras de un sistema político miserable, e injusto que su única misión es exterminar cualquier minoría cultural que haya sobrevivido. Nuestra civilización se sustenta en el imperialismo aniquilador de culturas, para homogeneizar el pensamiento, y las minorías que han podido sobrevivir en el Continente, se aplastan sin la menor consideración. Los Tribunales Constitucionales, son los guardianes de las esencias para igualar, en la mediocridad producida por el semen que está infectando todos los ámbitos que se aparten de la cultura dominante.  En el caso francés, es una prueba más, que todo lo jurídico que pone las narices, en cualquier asunto, es para neutralizar un mínimo avance, a pesar de estar avalado por una mayoría de parlamentarios que han pasado por las urnas. Las Constituciones, todas ellas deberían desaparecer, ya que siempre se utilizan para preservar los intereses de los opresores en contra de los oprimidos. Los jueces se han erigido en los mercenarios más peligrosos, son los pesticidas, que su única misión es aniquilar no solo la cultura popular, sino también los saberes milenarios que han podido sobrevivir.

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