Con alegría cojo el teclado, vivimos en la mentira colosal a través de los aristócratas de la mentira, en definitiva siguen la ley de la naturaleza ya que la mentira mucho más que la risa, es lo que caracteriza al hombre. En una sociedad de consumidores es normal que el ciudadano  reaccione como un consumidor, por favor, más elecciones. El inicio de una regeneración que hace meses se explicitaba en los medios de comunicación, como la nueva política que no ha existido nunca ni existirá, sencillamente porque la ideología democrática está por construir y para ello es necesario que nos soportemos los unos a los otros con amor fraternal.

La era de las ilusiones democráticas que arrancó en el Estado español durante el final de la dictadura, no se pudo hacer peor, y sus semillas transgénicas han fructificado de forma colosal en semejante esperpento. Ciudadanos que piden en un manifiesto un gobierno, sin concretar que tipo de políticas son las que desean no es casual, porque muchos de los firmantes fueron unos entusiastas de la mal llamada transición, y cimentaron ellos mismos una política nefasta que ha llevado a la situación actual. Se podría pensar que es imposible una regeneración, porque la inmensa mayoría de sus pobladores de este coto privado y de obligada presencia, se sienten muy orgullosos de su trayectoria histórica y a demás identifican con la misma.

Atentamente.