El científico social, Martin Rheinheimer, en su obra, "Pobres, mendigos y vagabundos", en su investigación que abarca los siglos del XV al XIX, en Europa, su exposición no deja duda, el escalafón con más penurias, sufrimientos y vejaciones, han sido las mujeres, y su tesis principal es: que cada época tiene que definir de nuevo la manera de tratar la necesidad. El feminismo como ideología, y como toda ideología, no es compartida de forma universal, ni tan siquiera en su matriz occidental. Para pensar en la igualdad, que es una forma muy genérica de encarar el problema, ya que, ¿todos los hombres quisieran ser igual al señor Rivera?, o todas la mujeres ¿quisieran ser igual a la señora Botín? ¿Les gustaría comportarse de la misma forma, despreciando a los más débiles de los humanos? La respuesta la tienen, estas miles de maestras, que viven durante años con sus alumnos y conocen a las familias, ellas saben muy pronto, que niños y niñas, serán carne de cañón del sistema imperante. Ni las cuotas, ni las rentas básicas, ni las limosnas, servirán para construir una sociedad justa, con más divisiones de las existentes, la falta de igualdad de oportunidades para un mínimo del 30% de la población que es lo que sucede, el drama es que con este porcentaje, las sociedades a lo largo de la historia, van tirando. Pensar en el poder, como lo hizo en su tiempo Foucault, da suficientes pistas para pensar el presente, el poder según el autor no se puede localizar ni en una institución, o en el Estado, no es una propiedad, es una estrategia, el poder no se posee se ejerce.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni