Alberto Bargos Cucó

Necro...

No soy para nada un erudito. Tampoco es mi objetivo vital para qué lo voy a negar. No obstante, hay términos de nueva acuñación (a menudo también antiguos) que me hacen daño tan solo cuando los veo.

Hoy he tenido la oportunidad de conocer dos que me han revuelto las tripas de una manera increíble. Antes de escribirlos, estoy sintiendo unas náuseas que se apoderan de todo mi cuerpo. Pero, hay van, aunque me cuesta horrores teclearlos en el ordenador: necropolítica y necrocapitalismo.

Me dan asco sin casi saber lo que representan.

Parece que desde una concepción neoliberal (a la que se la trae al pairo las personas que no sean productoras o consumidoras) son bastante actuales y necesarios.

Os cuento.

A los estados, países, naciones… que son liderados por empresas (además de ser la amplia mayoría, están liderados por gentuza sin escrúpulos) no les tiembla el pulso al tomar decisiones que determinan la vida o la muerte de personas.

Todo vale para controlar el asunto energético o vender armas de última generación (que se lo digan por ejemplo a los y las 377.000 yemeníes exterminadas, el 70%, niños y niñas menores de 5 años, o a los más de 4 millones de refugiados/as en los siete años de guerra que llevan padeciendo). Han tenido la mala suerte de que a Arabia Saudí le guste (podéis imaginaros los motivos y las alianzas que dispone por detrás) emplear armamento de última generación producido en… Sí, muy cerca de donde vivimos. En este mismo territorio en el cual sus mandatarios (o una parte al menos) también han dejado de menos a la población saharaui aliándose a un tirano.

Vergüenza me daría… y me da.

Necropolítica… Se me llena la boca de saliva para escupirles a la cara a esa chusma canalla que nos lidera a la vez que nos manipula con un sinnúmero de noticias interesadas (muchas de ellas mentiras) erigiéndose como salva patrias.

Son los nuevos y nuevas necrocapitalistas, esos que contratan empresas paramilitares que se “encargan” de “salvaguardar” las fronteras del primer mundo a cualquier precio. Las personas desafortunadas (las que viajan en patera o que intentan saltar vallas y muros construidos por los necrogobernantes y financiados con los impuestos del resto de la población) lo pierden absolutamente todo. Nos podemos imaginar hasta qué límites.

Por cierto, sabéis lo que significa necropolítica ¿verdad? Otros le llaman tanatopolítica… Por dejar las cosas más claritas.
Y todo por dinero y poder.

Son unos desgraciados, por no llamarles otra cosa peor. Y encima se quejarán de que no pueden conciliar el sueño.

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