Pablo Iglesias: la venganza se sirve fría
La Universidad Complutense de Madrid ha rechazado la solicitud de Pablo Iglesias de profesor de Análisis y Teoría Políticas con argumentos tan poco consistentes que deberían ser motivo para abrir un expediente al rectorado. En el razonamiento de su negativa se aduce que no ha acreditado haber ejercido actividad profesional fuera del ámbito profesional universitario al menos tres años. En realidad el puesto queda sin cubrir, lo que demuestra que ninguno de los candidatos tenían capacitación suficiente. La universidad española se presta a participar en el boicot a un profesor de talla y prestigio internacional y no solo por su curriculum en puestos de profesor anteriores a su acceso a su actividad política como fundador del partido político Podemos, que fue un revulsivo en la política española, sino también que fue vicepresidente del gobierno español que ha supuesto importantes avances legislativos y sociales en acontecimientos críticos recientes como hacer frente a la pandemia del covid-19 promoviendo y apoyando una legislación progresista que ha salvado a la clase trabajadora a pesar de la presión de la oposición de derechas agresiva y torpe y la falta de coraje del PSOE que ha mantenido una actitud ambigua. Su dignidad se ha reforzado, pues dimitió de vicepresidente en aras de mantener la coalición del gobierno que estaba siendo presionado por la derecha montaraz y los grupos de presión. El cinismo de la decisión de la UCM llega al límite, pues considera su junta directiva que un vicepresidente no es personalidad relevante suficiente como para dar todas las facilidades para tener en su claustro a alguien con tanto prestigio. Analícense los profesores de otras universidades y se podrá comparar con la de Iglesias, que con solo su presencia elevaría el nivel de la universidad. Pero es conocido que en la universidad española hay mucho gañán que mira al dedo cuando se le señala la luna.