Enric Vivanco Fontquerni, Barcelona

Pacto de los Pirineos II

Una vez más, las masas independentistas han demostrado, para vergüenza de los políticos, que el anhelo de libertad sigue intacto. En el Principat, no hay nada que una tanto que la meta de dejar de ser una colonia. El Pacto de los Pirineos II, que ha intentado inútilmente humillar al pueblo que se siente soberano, ha sido una mascarada organizada por dos Estados, que su única valentía es tener una historia que chorretea sangre inocente a lo largo de todas las centurias. Estos encuentros entre bribones que queman millones de euros, que paga la población que se les resta para sus necesidades con toda la progresía incluida. En medio de una huelga en Francia, defendiendo el derecho para poder vivir en el último tramo de la existencia, y en el Estado, sin ningún proyecto que pretenda resolver las colosales deficiencias medioambientales, de sanidad y de educación, con un estado de bienestar ridículo, en el que la pobreza avanza de forma imparable. Si no hay política, no existe democracia, ya que el motor de la política es el pueblo soberano que pueda ejercer y gobernar el rumbo que desea. El encuentro que ha tenido lugar ha corroborado en lo que se sabía previamente. Solo se ponen de acuerdo en lo que no trasluce en las declaraciones posteriores, una retórica barriobajera sin ningún contenido, que lo único que les une, es el miedo que tienen al pueblo digno, que se mantiene en pie, que lo pretenden es controlar a base de la represión utilizando todas las instituciones especializadas en ello. No tienen dignidad el Presidente de la República, haciendo turismo con todo el descaro en un día de lucha de las masas para poder proteger sus derechos, avalado con el descaro del anfitrión sin el menor pudor que demuestra el asco que les produce el pueblo que lucha, con el abejorro revoloteando de la CE, manjar de los grandes conglomerados económicos. Otra vergüenza que se ha podido observar que un político como Junqueras, corriendo como un conejo escoltado, incapaz de escuchar unas pocas voces que definían de forma de titular la política que avala. Solo se puede pensar que son políticos cobardes que tienen miedo a su propio discurso mentiroso. No ha sido capaz de dialogar con estas personas que hubiese sido lo más lógico, sin correr el menor peligro. Una vez más ha demostrado que lo que predica ni el mismo se lo cree. La historia del pueblo no acaba con estas reuniones de mercenarios, siempre es el catalizador para llegar a la meta deseada.

Atentamente.

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