Plegaria de la escuela rural a una carta de Santo Domingo
Según lo establecido por el Departamento de Educación de Navarra el curso que viene en la escuela Gabriel Valentín Casamayor de Aibar 1º y 3º de infantil, estarán en la misma clase que 1º de primaria, lo cual supone el desplazamiento de un tutor de primaria. Enviarán a una persona con 18 horas de contrato en su lugar. Estas decisiones se ven ordenadas en una tabla numérica dispuesta en el ordenador de un despacho en la cuesta de Santo Domingo en Pamplona, bajo el argumento de «ajustarse a nuestras necesidades».
El director del centro se ha reunido una vez con el jefe de inspección y otra con el jefe del departamento, junto con el alcalde del pueblo. Respuesta inflexible, lo que ordena la tabla.
Me pregunto yo, maestra de a pie de escuela: ¿Quién será esa tabla que todo lo encuadra?
La única respuesta que encuentro es que la dichosa tabla sea algo parecido a un Dios que todo lo ve y va por encima de las personas, más allá de mi comprensión de maestra, al menos.
Sólo me queda aceptarla y dedicar mis plegarias a ella, para ver si así, puede, al menos flexibilizarse un poquito y adaptarse a las necesidades reales de a pie de escuela.
¡Oh, tabla!
Tú que lo contienes todo,
Tú que mandas por encima de los niños, familias, educadores y educadoras.
Tú que sabes mejor que nosotros cuál es nuestra necesidad.
Tú, tabla rígida e inflexible, tabla que clasificas, ordenas y rectificas.
Acércate a mirar a los ojos
de los niños que sin entender de números, horas
burocracia o un quinto de salario menos, han de crecer en un ambiente atento y cuidadoso.
Mira a esa persona que queda desplazada, sin reconocimiento que lo contenga.
Mira al director.
¿Lo ves, te das cuenta de que recae sobre él tu falta de responsabilidad?
Mírame, maestra de una escuela pequeña,
de mi vocación pretendo ofrecer calor y aprendizaje.
Sólo te pido una cosa,
¡Oh tabla! ¡Tú que todo lo contienes!
Mírame,
adentra tu ojo cuadriculado en las pupilas brillantes de una escuela rural
que sólo pido,
en el otoño de mis años,
un poco de flexibilidad.
Gracias por la escucha.