Iulen Lizaso Aldalur | Hernani

¿Por qué cero euros?

Siendo cierto que un trabajador recorre su vida laboral cotizando para al final de su vida laboral: «recoger el fruto en forma de una pensión, que le permita desarrollar su vida sin apuros económicos», la primera parte de esa premisa en este país no es así, pues hay quien como yo, cotizó 20 años y el fruto es cero. Tampoco sin apuros, por el desfase y pérdida progresiva de poder adquisitivo.

En la misma carta a la prensa, pudimos leer también: «Nadie le regala nada ya que se lo ha ganado a pulso al hacer los deberes que le exigían»... es decir, cotizar. ¿Acaso a mi no me han obligado a regalarles mis cotizaciones?

Tras exponer las diferentes casuísticas que se dan en la vida laboral, razón por la que cobramos muy diferentes cuantías como pensión, pone el foco solo en los de a pie, que por una razón u otra «no les apetecía esforzarse más y cuando alcanzan la meta pretenden subir al podio»... a por los 1.080 euros.

Titulaba su escrito: ¿Por qué 1.080 euros? Si se refiere a lo cuantitativo, es la cifra que sale conjugando parámetros socioeconómicos de cada país recogidos en la Carta Social Europea. Si se refiere a lo cualitativo, aquí no queda espacio.
Para los de a pie, prevalece solo lo aritmético; pagan por fidelidad y esfuerzo laboral. Para si mismos descuidan hasta lo ético, por agravios y privilegios de clase política hasta la deformación moral que generan esas desigualdades incívicas y antidemocráticas que nadie (de ellos) quiere entrar a fondo... ¡nadie!

Nadie que está en esas, quiere desmenuzar desde la A histórica hasta la Z de hoy, haciendo pública una auditoría de los balances cotización/prestación y destino del superávit de cada ejercicio como mínimo hasta 2010. Lo propio del destino del dinero, tras la primera gran «mordida» a la hucha de pensiones.

Así, poner siempre el foco en quienes sostenemos el «tablao»... pues no. Como mínimo, hasta que no nos aclaren los destinos de esos miles de millones desviados a otras áreas y que hoy les «justifica» decir que el sistema público de pensiones es insostenible, sin sonrojo de que lo democráticamente insostenible es el escandaloso incremento de la brecha socioeconómica... paralelo a la crisis.

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