Suena el móvil, un mensaje de trabajo. Es para el Zinemaldi. ¿Digo que sí? El año pasado casi me mandan a evaluación final por faltar la semana entera a clase. Venga, digo que no, que quiero empezar bien el curso. Pero es que es el Zinemaldi, la gente que va a ver las películas es muy amable, se nota que van a disfrutar del cine. Aunque recuerdo algún desagradable al que tuve que contestar con la mejor de mis sonrisas. A lo mejor consigo ver una película que me interesa, o incluso a algún actor famoso. Realmente ser auxiliar de eventos no está nada mal.

Llamo a mis padres. Me dicen que no me compensa, que recuerde lo que cobré el año pasado. La frustración de saber que podría estar aprovechando ese tiempo en otra cosa, en la uni. Al final, contesto. Digo que no. Me siento aliviada, aunque no puedo evitar sentir la culpa de rechazar un trabajo que sé que no merezco.