Joseba Ortega Jungitu | Bilbo

Propuesta sobre las manifestaciones

Sin duda ninguna, las manifestaciones o concentraciones de carácter político, social o laboral tienen un esencial papel en una sociedad democrática. Por ello, cuidarlas y mejorarlas para que sigan siendo eficaces debe ser un reto para todos aquellos ciudadanos, grupos, partidos políticos y sindicatos que creemos en ellas.

Tal vez haya otros aspectos que analizar sobre esos actos públicos, pero voy a centrarme en uno que me parece importante. Hace unos días vi en la televisión una información sobre una manifestación en Madrid, que recogía unas quince reivindicaciones diferentes (contra la Ley Mordaza, por unas pensiones dignas, contra la actual legislación laboral... Y así hasta quince). Me pareció una iniciativa interesante.

Llevo tiempo pensando que la actual multiplicación de convocatorias de protesta por diferentes problemas hace que ese recurso tan importante para las reivindicaciones pierda eficacia por exceso de acumulación, pues implica un desinterés de los medios de comunicación por ellos, que a su vez redunda en el desconocimiento y el desinterés de la sociedad. Y esto sí resulta preocupante.

Sumar diferentes problemáticas y exigencias en un mismo acto público pudiera ser una vía a valorar, pues no supondría acallarlas o reducir cada una de ellas, sino hacerlas más reiteradas pues estarían presentes en cada «manifestación unitaria». Y yo no digo que el número de estas haya que reducirse. Habría que hacer tantas como fueran necesarias, pero compartiendo cada denuncia con otras denuncias, apoyándose mutuamente. Se sumarían así más manifestantes, esto es, se harían más visibles, fuertes y eficaces.

Por supuesto, ese planteamiento no impediría las respuestas específicas frente a problemas concretos de urgencia o especial gravedad.

Otros beneficios importantes derivados son que ayudaría a desarrollar la solidaridad, al hacer consciente a cada grupo reivindicativo de las problemáticas y necesidades de otros colectivos. Y también a valorar y desarrollar la unidad como forma eficaz de enfrentarse a los poderes políticos y económicos (bien organizados, ellos sí) que son la causa última de todos los variados y abundantes problemas sectoriales con que juegan a confundirnos a diario.

Reflexionar sobre cuestiones que son parte de nuestra realidad cotidiana siempre es conveniente; solo eso pretende esta sencilla propuesta.

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