Javier Orcajada del Castillo

Quien tiene la información tiene el poder

Hobbes en su "Leviatán" expresó lo que se ha convertido en el fundamento del edificio de todas la dictaduras y ha elevado a estratégicos a los ministros de información. Fue Göebbels quien lo potenció en la Alemania nazi. En España la política informativa del franquismo era torpe, pues se trataba de que la población conociera lo menos posible y más conveniente para que se mantuviera. Así resultábamos unos indocumentados que se nos prohibía salir al extranjero porque allí nos contaban lo que nuestras autoridades no querían. Fue el turismo extranjero que impedía cualquier intento de control. Fue Pio Cavanillas quien descubrió que una eficaz política informativa pasaba por un grupo de expertos en control de prensa pasaba por analizar toda la información relevante en el planeta y especialmente en lo relativo a España. Se trataba de enfatizar la parte de la noticia que tuviera contenido complejo aunque sin interés para el lector. Así se desviaba el eje de la noticia que el régimen quería ocultar y el lector se atiborrara de información de calidad, aunque irrelevante por sus consecuencias políticas para el régimen. Ello servía para distraer a la ciudadanía que poseía algún nivel de formación, pero que terminaba por aburrirse y dejarlo, pues se trataba de poner a disposición del lector tal cantidad de información que no pudiera digerir. Es ilustrativo el tratamiento sobre el Covid 19: los informativos cubren su duración con información sobre las diferentes vacunas, los contratos astronómicos firmados, aunque los incumplen, la presencia en los medios de los líderes tranquilizando a las masas con apelaciones a la responsabilidad, cuando son ellos quienes deberían ser examinados por sus incumplimientos flagrantes de sus inestables programas. Esta ciudadanía está atemorizada y sometida a una lluvia incesante de optimismo a pesar de los abrumadores datos de contaminación y muertes. Mientras, los políticos encubren su irresponsabilidad con el juego de programar las olas con los mismos errores que los cometidos en la anterior Pero eso ya es información que conviene distribuirla a través del embudo a la ciudadanía para que tengan la mente ocupada en lo trivial.

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