Recibimientos a políticos
La Consellera de Salut, Alba Vergés, declara que «no hay un día normal desde hace mucho tiempo». Este es el resumen de lo que considera normalidad una política a sueldo. Desde que he nacido jamás en el Principat, ha acontecido un día normal. He transitado por una dictadura, por una transición estafadora, por una restitución de la Generalitat ficticia, por unas leyes coercitivas, por una destrucción sistemática de los pocos derechos que tenían los asalariados, por un deterioro medio ambiental sin parangón, y si miramos al planeta, ¿existe algún día normal?, que no sea la estafa permanente de un sistema político, mentiroso en su mera existencia. Ejemplo, ahora Alemania, que es un peligro desbocado, como ha sido siempre, o es que Alemania, no bombardeó territorio estatal, ni envió mercenarios ayudando a un dictador que el solo no hubiese ganado la guerra. Ahora retira zonas de riesgo de contagio, a la Illes, y País Valencià, hay que ser muy besugo para no saber los motivos reales. En estos dos territorios, los teutones tienen infinidad de propiedades y de negocios. Este es el motivo y no otro. La salud les importa un auténtico carajo. Otra perla del momento es la llegada de una política cara dura impresionante. Qué casualidad pertenece a la misma secta que Vergés. Deja plantados a los exilados en Bélgica, y tan ricamente la tenemos sentada en el Parlament, cobrando su sueldo y a vivir que son dos días. Eso sí, trabajando para la República. Como son unos auténticos indocumentados, ya que toda su sabiduría que tienen, está al servicio de sus intereses privados, que es lo único que ejercen. Si conocieran la lucha por la libertad que llevó a término Xirinacs, por los presos políticos, y por la amnistía, tendrían un poco de más pudor, para convertirse en una heroína, con un recibimiento que no sé quién es el más impresentable, si los que la esperaban, o ella misma. Vivimos en la atmósfera del engaño permanente que es lo único que podemos respirar. Mientras no se destape de forma masiva todo este contubernio, no hay la menor posibilidad de mejorar nada.