Estos tragasantos de la derechona más déspota, inhumana y reaccionaria que conocemos, que van dando lecciones de moral, llevan abonando el terreno desde que comenzó esta pandemia, y están sacando toda su artillería contra un gobierno al que le ha tocado bailar con la más fea, como en su día les tocó a ellos, pero resulta que la fea de ahora, es mucho más fea y no es comparable con lo ocurrido anteriormente. Cierto es que algunas medidas llegan algo tarde, sí, esto es fácil decirlo, pero hay que estar en la situación del Gobierno. Quizá sea fácil entender que en situaciones excepcionales, las medidas van a contrarreloj, pues el virus no espera y se adelanta a cualquier tema que se ponga en marcha.

Lo único que le importa a la derecha es el rédito político y van a jugar sus cartas en medio de esta tempestad, como si estuvieran jugando al poker. No les interesa arrimar el hombro y mucho menos ponerse del lado de su enemigo político natural, si acaso, recomiendan un funeral de estado para las víctimas, banderas a media asta y un monumento en Madrid..., que Dios nos pille confesados... Andan al acecho buscando cualquier rendija por donde pueda pasar el aire, para cargar, y esto es de una bajeza moral que no sorprende en absoluto; siempre han sido así. Y cuando todo esto termine y nos vayamos encaminando hacia las elecciones, vamos a ver en directo si todos esos recursos utilizados por la derecha han cumplido su función o se han quedado atascados, pero a juzgar por la sociedad en que vivimos, yo diría que van a ser muy efectivos, o quizá nos sorprendamos y le hayamos visto las orejas al lobo. Ni qué decir tiene que el máximo exponente de la derecha española se haya marchado de la capital en pleno confinamiento, para guarecerse en su inexpugnable morada, dándonos a todos una lección del patriotismo patrio que más le caracteriza, saltándose toda norma habida y por haber.