Gerardo Hernández Zorroza

Resurge Maquiavelo

Los filósofos griegos 600 años antes de Cristo «inventaron» la democracia y la política, subordinándola a la ética. Fue Maquiavelo allá por 1530 el que, disconforme con los antiguos, en su obra ‘El príncipe’ decía que la política implica atender situaciones y tomar decisiones que no responden necesariamente a la moral, sino a las «leyes del poder». Consideraba así que el fin de la práctica política es conservar exitosamente ese poder. En otras palabras, la clase política y sus intereses se antepondrían al desarrollo individual –y no hablo de espiritualidad aquí– y el de su colectividad.

Es frecuente ver actuar a políticos que priorizan el arrumbe y desestabilización del contrario antes que la búsqueda de consensos lo más amplios posibles.

El abordaje y resolución de las cuestiones relevantes para el futuro, es evitado así por una parte significativa de la clase política, que parece afanarse en poner al día el manual de Maquiavelo y sus «leyes del poder». Quino lo expresaba magníficamente por boca de Mafalda cuando decía: «Como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante». Y así seguiremos si no nos damos cuenta dónde fallamos, que no es tanto en cuestiones de conciencia política como de conciencia de sí mismo y de ética personal.

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