Iñaki Revuelta Lertxundi | Cantante

Revuelta o sumisión, momento clave para definirnos como pueblo

Siendo este mi más que probable último escrito en un buen tiempo, hasta la superación de esta dificil situación más concrétamente, me veo en la necesidad de ejercer esta profunda reflexión.

Han sido muchos los años de lucha de este pueblo, Euskal Herria, con gran sufrimiento para muchos sectores de la sociedad. Años de diversas reivindicaciones, desde la ansiada libertad y demás peticiones de soberanía como de diferentes causas sociales y laborales. Siempre hemos demostrado fortaleza y capacidad de respuesta, por algo nos llegaron a denominar como «zona especial norte»...

La inquietud de un pueblo y su resistencia a los ataques de una potencia mayor, hacen que éste se dignifique y muestre al mundo un ejemplo a seguir en la lucha por la revolución. A lo largo de la historia nos lo han demostrado países hemanos como Cuba, Venezuela, Bolivia y tantos otros. Ahora nos toca este nuevo escenario del llamado covid-19, una tercera guerra mundial en toda regla. Hablemos pues de esto.

Encontrándome hoy con un conocido pequeño empresario paquistaní, exmilitar, me abre los ojos y me aclara todo tipo de dudas. ¿Cuando se logrará la dichosa vacuna? Cuando ellos, las élites gobernantes mundiales, decidan que ya es el número de población mundial ya fallecido. Y es así, en los tiempos actuales ya no es de recibo una contienda militar a gran escala, con los grandes adelantos y la nutrida capacidad nuclear de la mayoría de ellos, es totalmente inviable, el planeta tal y como lo conocemos desaparecería en un breve tiempo. Los poderes ocultos, aquellos que gobiernan en la sombra, deciden cuando es el momento de reducir la población y de qué manera.

Ante todo esto, sabiendo que todo el arco de mandatarios internacionales son conocedores de tal situación, es el momento de posicionarse.

¿Es nuestra respuesta la de claudicar y aceptar todo ese recorte de libertades? Pues no lo creo sinceramente, sería una total ignominia y un descrédito para nuestro buen nombre, una deshonra para nuestros antepasados.

Sabemos que la clase política va por libre, que sus prioridades son otras, pero nuestro deber es protestar, no tolerar más atropellos y mostrar nuestra más que enérgica repulsa a sus conductas inapropiadas y llenas de tiranía.

La revuelta es posible, es necesaria y si cabe, debiera ser permanente. Si no, nos conducimos a una sumisión denigrante que nos avergonzará y hará menos libres.

Estamos a tiempo, es hora de despertar.

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