Manu Ballesteros Rodríguez

Sagarrak 40º Aniversario

Nunca serán reconocidos como se merecen, a pesar de ser gente admirable y todo un ejemplo por su comportamiento especialmente empático y solidario, pero qué han llevado toda la vida el estigma de la incomprensión y los perjuicios, cuando no del rechazo, sobre todo por no tener ningún signo identitario y ningún objetivo territorial.

Me refiero a esos «locos entrañables» que son la comunidad ecologista, que siempre han estado ahí, por la enorme conciencia social y humana que tienen y qué han sido la punta de lanza de multitud de cuestiones que nos han hecho la vida más saludable y placentera. Reivindicaciones a las que nadie al principio hacía caso, como el reciclaje, la lucha contra toda clase de contaminación, la reforestación y mantenimiento de zonas verdes, los carriles bici, las vías verdes...

Recientemente, se han celebrado el 40 aniversario de Sagarrak en Basauri, un grupo de gente dada a los demás (Gabi, Garbiñe, Bobi, María, entre otros y otras) que por esa característica las hacen tan especiales en su defensa permanente de lo público, del medio ambiente y de las personas.

Y que tanto apoyo necesitan en su lucha permanente, sobre todo en estos momentos de la vida, en la que nos encontramos con una de las versiones más siniestra, depredadora y contaminante del capitalismo salvaje.

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