Ion Pagola Jiménez

Salud mental ¿qué es eso?

Si se obtiene información acerca de la prevalencia y incidencia de enfermedades mentales tanto en España, como Europa o cualquier región se puede observar por ejemplo que alrededor del 19%de la población de España desarrollará un trastorno mental a lo largo de su vida (según datos del ministerio de sanidad y consumo) o que se espera que en 2020 la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado (estimación dada por la comisión de las Comunidades Europeas). También es de resaltar otro dato dado por el ministerio de sanidad y consumo, el cual que el impacto de los trastornos mentales en la calidad de vida es superior al de las enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes o las enfermedades cardiacas y respiratorias. Podría continuar dando una gran cantidad de datos, resultados de investigación pero no acabaría.

A lo anterior hay que sumar la falta de conocimiento que tiene la población en general acerca de las enfermedades mentales: según datos de la Asociación Mundial de Psiquiatría el 83% de la población general desconocería qué es la esquizofrenia. De hecho sin ir a datos oficiales, si preguntase a cualquier persona por la calle acerca de diversas enfermedades mentales, sus síntomas, sus consecuencias y su tratamiento entre otras cosas, dudo mucho (igual soy un pesimista innato) que al menos el 50% de los entrevistados tengan un conocimiento mínimo o necesario (teniendo en cuenta la probabilidad de padecer la misma persona o alguien de su entorno trastornos mentales).

Haciendo un resumen de lo anterior, sabemos que hoy en día trastornos mentales como la depresión son un gran problema social dado el gran incremento de casos y que a pesar de ser más común padecer una depresión que artritis existe un desconocimiento general sobre la salud mental. Por ello puedo aventurarme a decir que el escenario de nuestra sociedad actual respecto a su salud mental no es la idónea ni se acerca a ello.

También hay que señalar que los problemas de salud mental entran dentro de un continuum, y que son complejas de diagnosticar y tratar por su carácter multidimensional. Una persona con depresión (lo pongo de ejemplo dada su expansión en nuestra sociedad) diagnosticada o no, aquí ya entraríamos en otra discusión, no está enferma por que una bacteria, un virus o un desajuste orgánico lo haya desencadenado; esta persona tiene depresión por déficits, problemas, sociales, cognitivos, etc. Una enfermedad cuyo origen es amplio y complejo, por lo que necesita una intervención amplia que pueda tratar la enfermedad y sus desencadenantes (si plural) en todos sus aspectos, para aumentar la probabilidad de éxito de cura a largo plazo.

A pesar de la necesidad de un tratamiento profundo y amplio (en este caso de la depresión) nos encontramos con afectados que son tratados únicamente por psicofármacos como ansiolíticos (benzodiacepinas, barbitúricos, etc.), antidepresivos y demás pastillas que aunque necesarias en muchos casos, insuficientes para asegurar el éxito del tratamiento. Acaso una pastilla, o pastillas, es suficiente para solucionar un problema que tiene detrás, por poner un ejemplo, una incapacidad de expresión emocional, perdida de un ser querido (por muerte o por separación), un déficit en habilidades sociales, etc.

No, no loes, pero hoy en día el tratamiento terapéutico en la salud mental pública es prácticamente inexistente e imposible cuando el psicólogo en muchos casos solo llega a ver al paciente dos veces al mes, 15 minutos por reunión. Nos encontramos ante una falta de recursos materiales, humanos y de diversas índoles que hacen imposible mejorar la previsión de la pandemia que se avecina respecto a trastornos mentales.

Diversas organizaciones, sociedades, profesionales y plataformas llevan avisando desde el siglo pasado la gravedad de la situación de la salud mental en las regiones desarrolladas y de la deficiencia de nuestros servicios de hacerles frente.

¿Pero acaso ahora con todas campañas electorales que hemos tenido hemos oído jamás alguna palabra o mención sobre la verdadera situación en la que nos encontramos?

Animo a todos a informarse respecto a la realidad arriba referida, y de todos los movimientos y reivindicaciones a lo largo de décadas para pedir un cambio del trato a la salud mental que se recibe de parte de las instituciones para tratar y prevenir. Y esa es otra, como en tantos aspectos en la vida, vemos que la población más perjudicada es la clase social media baja.

Por ello me he animado a escribir esta carta, a pesar de pensar que me he quedado corto, pues un tema como esta puede y debe ser abordado desde otros marcos o perspectivas como la social para dar la cobertura necesaria.

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