Olga Santisteban

Salvar la democracia

En una reciente resolución, la cámara de representantes estadounidense, la equivalente a nuestro Congreso de Diputados, ha aprobado casi con unanimidad un «paquete» de ayuda para Ucrania (económica y humanitaria) por un valor de casi 40.000 millones de dólares que, por boca de su presidenta la demócrata Nancy Pelosi, contribuirá a «salvar la democracia» en Ucrania y en el mundo. Bien está que la que dice ser «primera democracia» ayude a «salvar» ese bien tan antiguo y preciado y muchas veces banalizado que es la democracia. Desde la Grecia antigua (cuna de la democracia) hasta nuestros modernos días, ha ido evolucionando hasta el punto que ese gobierno del pueblo en sus orígenes, sería ahora mismo un mismo camino entre esta y los derechos humanos, en una relación tan profunda: que cada una de ellas de alguna manera depende de la otra y es incompleta sin la otra. Nuestros políticos y gobernantes actuales, quizás han llegado en muchos casos y como decía al principio, ha banalizar tanto esa palabra y hayan olvidado sus verdadero espíritu. Los «dignos» representantes estadunidenses tal vez deberían darse una «vuelta» por su país y ver las grandes carencias, que en lo tocante a derechos y libertades padecen o van a padecer (leyes que prohibirán el aborto, en prácticamente ningún caso, perdida de derechos civiles, una sanidad que será cada vez mas elitista y excluyente y un largo etc.). Y mientras aquí en la «vieja» Europa, miramos casi de reojo el desmoronamiento de todas estas libertades y pensamos que tenemos en su mayoría solidas y consolidadas democracias, pues que lejos de la realidad. El fulgurante ascenso de las políticas «ultras» disfrazadas y «vendidas» muy convenientemente, nos debería hacer pensar, que democracia queremos salvar y no dar ni un paso atrás, para que esos derechos y libertades, la democracia en suma no se pierda jamás.

Buscar