Enric Vivanco Fontquerni

Suiza

Una de las peculiaridades más simpáticas del espectro derecha-izquierda del Estado, es cuando coinciden sus indignaciones a costa de los catalanes que buscan estructurar una organización social y política a su libre albedrio. Ahora le ha tocado a la Sra. Anna Gabriel, enfurecidos como un director de cine, porque cuestiona al poder judicial, o como una periodista, que argumenta que el Sr. Mussolini, estuvo investido doctor honoris causa, por la Universidad de Lausanne, al cursar un seminario con Vilfredo Pareto, se olvida que durante su estancia fue un agitador socialista, y que se libró del servicio militar en Italia. Suiza no es la perfección celestial, pero si Europa toda ella fuera Suiza, se hubiesen ahorrado muchas guerras, que por cierto ninguna de ellas hay que apropiársela, ya que todas las guerras son ajenas a la especie humana como tal. Los improperios de la prensa de Madrid y alrededores, se pueden guardar en el archivo de las pataletas de los niños mal educados, sus argumentos son de tal nivel cultural que ellos mismos quedan retratados. Lo más exquisito, son los puristas incontaminados que critican a todos, pero ellos no dan ninguna alternativa de cambio profundo, ni la han dado nunca, porque cuando lo han conseguido, se ha evaporado en la nada sustancial. El nivel social, político y cultural en Suiza, cuestionarlo con el argumento que es un paraíso capitalista, y cómo es posible que haya ido una anticapitalista, es un razonamiento muy gracioso, como si ellos no viviesen y se recreasen en un capitalismo troglodita como es en su caso, ya que están empecinados en no cambiar nada, porque la Constitución así lo proclama. Suiza, el paraíso de las consultas, vinculantes, que desdice argumentos tan profundos, como rechazar la ampliación del número de días de vacaciones, o implementar una renta básica universal. Cuando la población está formada y bien alimentada, los demagogos quedan al descubierto. Así pues que la Sra. Anna Gabriel, ha acertado, a pesar del esfuerzo particular que deberá afrontar. 

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni

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