Julen Barrenetxea Arrinda

Un día triste

Un día triste el del jueves pasado. Un grupo formado por cinco personas que coaccionó a una chica de 18 años a tener relaciones sexuales sin consentimiento fueron condenados a 9 años de prisión. Los magistrados se escudaron en que el hecho a juzgar se produjo «prevaliéndose los responsables de una situación de superioridad manifiesta que coarte la libertad de la víctima», pero sin violencia o intimidación. Un grupo formado por 5 hombres arrinconando a una mujer de 18 años en un portal en contra de su voluntad no ha sido considerado intimidación.

La víctima, no gritó, no pegó, no arañó a sus victimas, entró en estado de shock y se evadió, cerró los ojos deseando que se acabara lo antes posible, deseando que se tratara simplemente de una pesadilla, pero no fue así. Abrió los ojos y se encontró semidesnuda en un portal, en una ciudad ajena y sin móvil, porque este grupo decidió que era mejor robárselo, después de penetrarla múltiples veces entre burlas y jadeos.

La víctima no gritó, ni pegó, ni agredió a sus agresores, y por tanto los magistrados han considerado que no hay pruebas que evidencian que los agresores usaron la violencia en contra de su voluntad. El hecho de usar o no la violencia e intimidación es lo que marca la frontera entre «abuso sexual» y «agresión sexual». La bibliografía al respecto menciona que en alrededor de un 40-60% de los casos de agresión sexual las víctimas adoptan una postura de evasión en vez de enfrentamiento a sus agresores. Solo en el 20-30% de las agresiones sexuales se objetivan lesiones en órganos genitales femeninos como pueden ser erosiones, heridas o abrasiones. El hecho de que las víctimas no respondan con violencia o enfrentándose a los agresores y que no presenten lesiones no significa que no haya existido la agresión.

Aquella noche una persona fue víctima de una agresión sexual grupal perpetrada por cinco hombres, que se aprovecharon de su superioridad física y numérica para cambiarle la vida a una joven de 18 años. Lo que sucedió aquella noche no fue un abuso, fue una agresión sexual.

Vivimos en una sociedad que no está concienciada respecto a la violencia de género y en días como el jueves pasado lo vemos claro. Lo dicho, un día triste.

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