Iñaki Santos

Y bailaré sobre tu tumba

La «danza contact» es una práctica maravillosa en la que cada participante desarrolla su expresividad, su creatividad y su autoconocimiento. Se baila desde el respeto a uno mismo y a quien tienes al lado. Se baila jugando con equilibrios y pesos, siempre, de alguna manera en contacto con otras personas. En origen era una práctica de danza, pero su vertiente social ha hecho que se convierta en algo más comunitario y extendido. En Donostia, hemos estado durante años utilizando la Musika Eskola para nuestras jams y en el Olatu Talka hacíamos una muestra a la ciudad. Todo maravilloso.

Y entonces llegó la pandemia. En el contact, por si no ha quedado claro, hay mucho contacto, entre mucha gente, piel con piel, respiración con respiración. Así que desde el respeto que predicábamos, yo pensé que era el momento de hacer una pausa. La comunidad del contact es grande y diversa. Creo que soy de los pocos que ha visto que una pausa era necesaria.

Los demás, quienes se pronuncian en los foros, siguen haciendo encuentros, jams, cursos. Todo discretamente y con nombres tipo «Jam de la Libertad». En la asociación de contact de Euskal Herria incluso tuvimos una votación surrealista para ver si como asociación hacíamos actividades ilegales o no. Ganó el «no», a partir de entonces, todo se haría discretamente, a título personal y sin publicidad. Porque lo que importa es que yo pueda bailar, que yo pueda tomarme unas cañas, que yo sea libre. Lo del respeto ya pasó. Porque una vez más gana el derecho a la ignorancia: «yo no creo en el virus», «nos manipula Bill Gates». Somos carne de Q.

El contact sobrevivirá a la pandemia. Espero poder volver a bailar con gente con la que pueda compartir unos valores mínimos. Hace ya meses que no sé dónde están.

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