Alarmas y aprendizajes, bulos y prevenciones

Un inédito apagón en toda la Península Ibérica alteró ayer de forma absoluta el desarrollo de la jornada en Hego Euskal Herria. A falta de una valoración definitiva, no parece que haya que lamentar grandes daños personales, más allá de los sustos y los inconvenientes creados, así como de los perjuicios económicos a los que los seguros deberán ahora dar cauce. Aunque la rutina quedó patas arriba de forma impactante, las afecciones fueron, en términos generales, leves. Lo ocurrido, sin embargo, sirvió para constatar la absoluta dependencia de nuestro día a día respecto a la energía eléctrica.

La alarma generada por el apagón general resulta comprensible. Al mismo tiempo, saber que infraestructuras críticas como los hospitales funcionaron ininterrumpidamente resulta un alivio. Con todo, sucesos reales como estos –por fortuna limitados en el tiempo– ponen a prueba protocolos, prácticas e inercias a todas las escalas, desde grandes infraestructuras públicas y privadas a lugares de trabajo, servicios y hogares. En todos habrá cosas mejorables que el susto de ayer pudo poner de relieve. Con serenidad, toca hacer valoración y pensar en todo lo que puede prepararse mejor.

Lo que no sorprendió del tremendo apagón fue la colección de bulos y titulares interesados que acompañó a las especulaciones sobre las causas, sobre las que no había nada concluyente al cierre de esta edición. En un primer momento corrieron noticias sobre un supuesto apagón en prácticamente toda Europa y fueron legión quienes se apuntaron de buen comienzo a la hipótesis del sabotaje, señalando a sospechosos habituales. La derecha española no faltó a la cita y se apresuró a pedir el estado de emergencia –que se materializó en algunas comunidades autónomas– para sacar el Ejército a la calle, igual que en la pandemia. Nada de esto es gratuito. Los nervios y la incertidumbre –características de nuestra época, más allá de incidencias eléctricas– son abono para unas falsas noticias que no crecen de la nada, sino que responden a agendas e intereses muy concretos. Toda prevención al respecto es poca. Se impone afinar el espíritu crítico.

Buscar