BBK y Vital: objetivo (inconfesable) cumplido

Ayer tarde se consumó la desaparición de BBK y Caja Vital como cajas de ahorros con la aprobación por parte de las asambleas generales de la propuesta de sus consejos de administración. Hoy son dos fundaciones privadas gracias a PNV, PSE y al apoyo de PP y CCOO. Todos ellos tendrán sus representantes en la dirección de las nuevas fundaciones, la gran mayoría de ellos libres de todo control público y social.

Los partidos que han promovido la operación se empeñan en negar lo obvio o rehúyen cualquier explicación al respecto. Han negado o evitado hablar de que con el control público también desaparece el compromiso con las empresas y ello tendrá consecuencias en la economía de este país y su sistema financiero. Y han negado que la obra social irá disminuyendo. Sin embargo, no hay más que observar su evolución ya antes de la transformación de las cajas en fundaciones bancarias. Resulta curiosa, por no decir ridícula, la insistencia de quienes han llevado a cabo la transformación de las cajas en que nada va a cambiar en cuanto al carácter vasco de las entidades o en lo referente a la obra social, al igual que insisten en negar el proceso de privatización de Kutxabank. Si realmente nada va a cambiar, ¿qué objeto tiene la transformación? El único argumento que esgrimen es el de la exigencia de la ley. Una ley que en el caso de las cajas vascas no tiene por qué aplicarse y que, curiosamente, fue aprobada con el voto del PNV.

Un único y falso argumento porque existen otras alternativas. Pero se han negado a abordar un debate para estudiarlas, aun habiendo tiempo de sobra para ello. Y no han explicado lo inexplicable porque el verdadero objetivo del proceso de privatización de las cajas vascas, y del interés de un reducido grupo de personas, saldrá a la luz con las nefastas consecuencias que tendrá ese proceso en el tejido productivo y la economía del país, en        el necesario sistema financiero vasco.

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