El bucle represivo que el Estado no quiere cerrar

La Audiencia Nacional encarceló ayer al expreso vasco Karlos Apeztegia, detenido el martes por la Guardia Civil cuando salía de su trabajo en Etxerat. Está acusado de pertenencia a ETA y la imputación se construye a partir de una nota manuscrita que fue hallada en 2003, cuando Apeztegia cumplía condena en el Estado español. La causa judicial se activó en vísperas de la prescripción y se formaliza cinco meses después de que ETA dejara de existir; dos claras pruebas de un sinsentido cruel que solo pretende alimentar el revanchismo y extender el dolor.

Más allá de la absoluta falta de relación con el momento político actual, la acusación y el encarcelamiento de Apeztegia son también la muestra de que la muletilla habitual de que es necesario «esclarecer atentados» poco o nada tiene que ver con aclarar o iluminar episodios violentos ocurridos en el pasado. El concepto se ha transformado en una excusa diáfana para mantener la espiral de sufrimiento y así intentar arruinar los esfuerzos por construir la paz y una sociedad en convivencia que, sin olvidar el pasado, mire hacia el futuro.

Además, el encarcelamiento de Apeztegia se produce cuando todo apunta a que los trucos del Estado español para alargar las condenas retorciendo la legalidad pueden escribir el inicio del fin el próximo martes, con las resoluciones del Tribunal de Estrasburgo sobre la acumulación de penas. En esa tesitura, la insaciable sed de venganza de algunos sectores ha encontrado en la doble imputación de «pertenencia» un nuevo camino para dar continuidad a su afán de seguir recreando el conflicto y de aplicar medidas de venganza.

Cuando la demanda de ir vaciando las cárceles suma nuevos apoyos que se harán patentes en la movilización de este sábado en Donostia, cuando en el séptimo aniversario de Aiete se certifican avances innegables, cuando la Justicia europea tiene al Estado español de nuevo en su punto de mira, hay quienes siguen recurriendo a una inercia represiva cada vez más ciega, sorda y estúpida.

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