El CES perfila otros debates de país urgentes

El Consejo Económico y Social presentó en Bilbo la memoria socioeconómica de la CAV del año 2017. Los autores del informe resaltaron como datos positivos que la economía haya crecido durante estos últimos tres años y que el paro se haya reducido en todos los sectores. No obstante, también advirtieron que todavía no se ha recuperado el bienestar perdido por efecto de la crisis económica.

Aunque esos datos parecen invitar al optimismo, otros indicadores muestran una dinámica bastante preocupante. Uno de ellos es el crecimiento vegetativo de la población que mantiene una evolución negativa, lo que indica que las condiciones de vida no han mejorado lo suficiente, o que el futuro no ofrece ni perspectivas de prosperar, ni estabilidad suficiente como para que aumente el número de nacimientos. Unas condiciones de vida precarias que se manifiestan, por ejemplo, en el hecho de que casi la mitad de las personas que buscan empleo ya tienen uno o, como constata el informe, que los jóvenes con titulaciones superiores optan mayoritariamente por emigrar. No aporta nada positivo la importante segmentación por sexos que existe en todos los niveles de estudios y que cuestiona el fomento de la igualdad del sistema educativo. Tampoco contribuye a la mejora en las condiciones de vida un tejido productivo débil por su pequeño tamaño, que también afecta al volumen de inversiones en I+D+i, alejado del de los países europeos punteros. Mucha propaganda pero pocas iniciativas públicas que aporten estrategia industrial.

Una reforma laboral que ha desbaratado las relaciones laborales, la falta de política industrial estratégica, un sistema educativo cada vez más segregador son algunos de los problemas que apunta el informe socioeconómico, que ofrece una triste fotografía de nuestro futuro común. Como se subrayó en el curso sobre euskara de la UPV hacen falta debates de país sinceros, por encima de intereses particulares y que ambicionen nuevas metas comunitarias.

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