El deterioro del empleo es cada vez más evidente

El número de desempleados registrados volvió a subir en enero y alcanzó las 151.521 personas en Hego Euskal Herria. A lo largo del primer mes del año 4.161 personas pasaron a engrosar esa aciaga lista. Además, la Seguridad Social perdió nada menos que 13.500 afiliaciones en ese mismo periodo. Datos todos ellos que muestran un deterioro del empleo preocupante que va en sintonía con las malas perspectivas económicas que auguran algunos indicadores.

Puede que las valoraciones sean de sobra conocidas, sin embargo, conviene repetirlas y sobre todo no perderlas de vista en estos tiempos de confusión. En primer lugar, este inaceptable número de personas desempleadas es fruto de las frágiles relaciones laborales que han dejado las sucesivas reformas legislativas. Cualquier cambio, por mínimo que sea, en las perspectivas económicas o de negocio de las empresas se resuelve ahora con un ajuste casi automático en el empleo. Los puestos de trabajo se crean y destruyen a la misma velocidad que cambia una u otra previsión. Y tal y como apuntan los datos, este ajuste se hace fundamentalmente a costa de las mujeres que son la aplastante mayoría de las 4.161 personas paradas nuevas. En segundo lugar, la precariedad y la falta de continuidad en el puesto de trabajo está directamente relacionada con el creciente número de accidentes laborales con resultado trágico. En lo que llevamos de año ya han muerto once trabajadores, el último ayer mismo en el puerto de Bilbo.

Hablar de transición justa hacia la industria 4.0, como hicieron ayer Gobierno Vasco, patronal y UGT y CCOO no es sino una forma de esconder su responsabilidad en el inaceptable número de personas paradas; un intento de retomar la iniciativa frente a las reivindicaciones planteadas por la huelga del 30 de enero. Sin embargo, mientras no se aborde un cambio en profundidad del marco laboral solo serán palabras vacías que no servirán para mejorar el empleo y repartir de manera más justa la riqueza.

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