Escasez de datos, lealtad institucional y elegancia

En medio de unos comicios que el lehendakari Urkullu decidió celebrar ahora, tras el fiasco de la convocatoria de abril y pese al riesgo sanitario; en una campaña electoral en la que todas las encuestas indican que el PNV ganará, excepto vuelco y sorpresa; mirando de reojo a los rebrotes de Lleida y sobre todo de Lugo, donde el confinamiento se romperá para poder votar el domingo; en este contexto, es evidente que el brote de coronavirus de Ordizia se podía haber gestionado bastante mejor desde el punto de vista de la transparencia, la cooperación interinstitucional y la comunicación.

Los errores serios de la gestión del desastre de Zaldibar se repiten. Ante un problema que toda la ciudadanía entendería, no se dan datos claros, ni hay liderazgo, ni rendición de cuentas. En este caso, tampoco ha habido lealtad institucional. El alcalde de Ordizia, Adur Ezenarro, se enteró ayer a la vez que los medios de comunicación de los contagios detectados en el dispositivo instalado en su pueblo. A él todo el país le ha podido ver estos días informar en directo desde esa zona: contar con prudencia pero con claridad qué saben, qué desconocen, qué han hecho y cuál es su disposición para la cooperación. Según explica Ezenarro, han sido los y las vecinas quienes les han dado los datos de primera mano. Anoche, tras la mesa de seguimiento, continuaban sin tener los datos sobre cuántos contagios hay en su pueblo. ¿Por qué no dar información, no ya al público, sino a responsables institucionales? ¿Por ser de otro partido? No tiene sentido. Entonces, ¿por qué?

Urkullu ha probado recientemente qué es que le traten mal, que le hagan de menos, que le contraprogramen. Se ha quejado del trato que le han dado durante la pandemia el Gobierno español y, en concreto, Pedro Sánchez. En Ordizia han perdido la oportunidad de mandar a la sociedad vasca una señal positiva. Una oportunidad de demostrar que aquí las cosas se hacen de otra manera, que aquí prevalecen la cooperación, la seriedad y la elegancia.

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