Ferraz prepara un nuevo «agostazo» en Nafarroa

El domingo por la noche el PSOE filtró a algunos medios de comunicación que se «desmarcaba» de la ronda de contactos que ha anunciado el PSN y que tiene por objeto buscar acuerdos que permitan a María Chivite encabezar el Gobierno de la Comunidad Foral. Existen dos hipótesis sobre la intención que subyace en este movimiento de Ferraz, pero ninguna de las dos es muy halagüeña para el futuro de Nafarroa.

El PSOE justifica su posición arguyendo que no se puede negociar nada con EH Bildu. Pretende establecer un cordón sanitario alrededor de la coalición independentista, algo totalmente fuera de lugar teniendo en cuenta el firme compromiso de la formación soberanista con las vías políticas y democráticas. Si lo que trata es de desacreditarla porque no comparten sus objetivos políticos, entonces lo que está en cuestión es el carácter democrático de quien lo plantea. EH Bildu no solo tiene derecho a participar en conversaciones y acuerdos institucionales sino que la urnas han refrendado de manera contundente su gestión: ha ganado votos y ampliado su apoyo social. También es posible que Ferraz pretenda utilizar la formación del Gobierno de Nafarroa como un medio para quitarse la presión de la derecha –que ha ganado pero no tiene aliados para poder gobernar–, al tiempo que presiona a Ciudadanos –quitándole excusas– para que pacte en el resto del Estado.

Sea un movimiento táctico o venga dictado por la razón de Estado, la posición del PSOE apunta a que el futuro de Nafarroa se decidirá en función de los intereses de Madrid. Y todo indica que Ferraz se inclina a plegarse a la voluntad de una derecha que pretende seguir imponiendo su voluntad en Euskal Herria, aunque sus resultados no le avalen para hacerlo y confirmen su menguante apoyo.

En este escenario el PNV también debería pensar si en sus acuerdos va a primar la visión de país o va a someterse, una vez más, a los designios de Madrid aceptando acuerdos parciales. El futuro del país está en juego.

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