Hace falta estrategia y eso significa priorizar

El lunes todo estaba bajo control; sin embargo, ayer la consejera de Sanidad de Lakua, Nekane Murga, desató la alarma al señalar, tras superarse en su territorio la cifra de 300 contagiados diarios, que ya cabe hablar de segunda ola epidémica. Un nuevo bandazo que apuntala la sensación de que la gestión de la pandemia falla clamorosamente. No es una mera cuestión de comunicación. Esta suele fracasar cuando tras la misma no existe una estrategia clara y todo se fía al «ya veremos». A su vez, esta contradicción afecta a la gente, que termina por no hacer caso de las recomendaciones. Ante la pérdida de autoridad, la reacción de las autoridades suele ser subrayar los aspectos que más asustan, al tiempo que endurecen los aspectos punitivos. Al final, terminan dando un trato pueril a la gente, como si fuera incapaz de comprender la situación cuando, en realidad, los que tienen los medios para explicarla como es debido no han mostrado más que incompetencia.

Proverbiales fueron las declaraciones de Murga al principio de la pandemia al rechazar el uso de mascarilla, sin explicar que se desaconsejaba porque, entre otras cosas, no había ni siquiera para el personal sanitario. De la misma forma, ahora resulta contradictorio que mientras la consejera exhorta a reducir al máximo la actividad social, por ejemplo el alcalde de Donostia, Eneko Goia, haya organizado un mes de actividades culturales y deportivas en la ciudad para suplir la falta de fiestas. Cuando por ejemplo se mantiene la Bandera de la Concha, ¿qué es exactamente lo que se está priorizando? ¿Y cuando se impone actividad industrial no esencial?

La primera ola de la pandemia desbordó completamente al Gobierno de Lakua. Ha tenido tiempo de prepararse para la segunda, pero da la sensación de que continúa instalado en la improvisación. En este sentido resulta paradigmática la indefinición total ante el inicio del curso escolar. Hace falta estrategia y eso significa priorizar.

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