Jaialdi, entre la celebración y el «soft power»
Tras diez años de ausencia –el doble de lo normal, debido a la pandemia–, desde el pasado martes y hasta el domingo Boise es el epicentro global de la cultura vasca. En la capital de Idaho se celebra estos días Jaialdi, el encuentro más esperado de la diáspora vasca en EEUU. El programa incluye conferencias y eventos académicos, demostraciones y competiciones deportivas, conciertos y otras expresiones culturales, y mucha fiesta. Boise es estos días un lugar de rencuentro y celebración para vascos y vascas de todo el mundo.
Este festival es una oportunidad inigualable para celebrar la cultura vasca y el legado de las personas que migraron desde Euskal Herria en diferentes momentos y por diferentes razones. Aquellos migrantes conformaron una comunidad que, si bien se integró en los países que les acogieron, nunca renegó de sus raíces ni abandonó los vínculos con su pueblo. También sirve para reflexionar sobre qué es ser vascos y vascas; para analizar la importancia de las identidades, cómo perduran y van cambiando; para reivindicar el sentido colectivo que las comunidades dan a la vida de las personas; para no olvidar nunca la aportación de la migración a las naciones que dejan atrás y a las que la acogen; para invocar la obligación moral de ser coherentes con esas vivencias y memorias de los vascos y las vascas que migraron a la hora de proyectar a futuro la nación vasca, su cultura y su ciudadanía.
Tal y como destacaba en NAIZ Irratia Ander Caballero, secretario general de Acción Exterior y Euskadi Global del Gobierno de Lakua, un evento así es importante para «difundir por el mundo nuestro país y nuestras formas de hacer, para hacer conexiones y tener influencia a nivel internacional». A falta de un Estado vasco, teniendo en cuenta las pequeñas dimensiones y los limitados poderes del país, encuentros como Jaialdi son una oportunidad para desplegar el denominado «soft power» (poder suave). Esa voluntad de influir a través de la persuasión, proyectando una cultura y unos valores potentes y atractivos, puede ser políticamente relevante si se articula bien y forma parte de una estrategia común.