La capacidad de decisión es el jalón democrático

Andoni Ortuzar y Joseba Egibar registraron ayer en el Parlamento de Gasteiz una proposición para constituir una ponencia sobre la «actualiza- ción del autogobierno». Al efectuar el registro, el presidente del PNV mostró su deseo de que el nuevo estatus tenga el mismo o mayor apoyo del que tuvo el Estatuto de 1979, una afirmación que sería oportuna si se limitara al ámbito de lo desiderativo pero preocupante si revelara una limitación autoimpuesta. Por supuesto, sería deseable que el marco de convivencia concitara el mayor consenso posible, pero ese anhelo no puede esconder una capacidad de veto por parte de nadie, ni tampoco camuflar carencias programáticas en quien lo expresa. En ese sentido, las declaraciones del líder jeltzale tienen más traza de coartada que de objetivo.


Centrado en la insistente reivindicación del acuerdo, lo que el PNV no ha sabido explicar todavía es cuál es el estatus al que aspira y cómo pretende alcanzarlo. La formación centenaria puede argumentar que esa es una cuestión a abordar en la ponencia, a lo que cabría oponer que hay muchos elementos condicionantes del futuro de este pueblo, entendiéndolo en el marco territorial que siempre ha reivindicado el nacionalismo vasco, que quedarían fuera de la misma; pero incluso aceptando el argumento del debido respeto parlamentario, Ortuzar y su partido tienen difícil evitar la sensación de que acuden a ese foro más como un árbitro que intenta mediar entre modelos contrapuestos que como una fuerza con proyecto propio.  


Esa es una cuestión que, en todo caso, atañe al PNV y al compromiso adquirido por ese partido con quienes le han otorgado el liderazgo electoral en la CAV. En este tema, lo primordial, más allá del modo en que cada formación concibe el futuro de este país, es si los jeltzales siguen creyendo que la sociedad vasca debe ser dueña del suyo, si es ella y solo ella la que tiene la palabra y la decisión al respecto –herriak du hitza eta erabakia–. No es algo retórico, pues de la respuesta a esta pregunta dependerá el devenir de esta nueva iniciativa. Cualquier marco que soslaye o impida la capacidad de decisión del pueblo vasco estará abocado al fracaso, y eso lo saben todos los grupos parlamentarios.

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