La industria, cuanto antes fuera de los barrios

La decisión del Gobierno de Lakua de cerrar cautelarmente la planta de producción de fertilizantes de Profersa en el barrio de Zorrotza de Bilbo ha puesto de relieve el deficiente funcionamiento de una fábrica que ha tenido dos averías en apenas quince días, primero una emisión de gases de los que se desconoce la composición y posteriormente un incendio. La orden de Lakua también ha puesto el foco en una problemática que a menudo pasa desapercibida: las luchas vecinales por un ambiente saludable. En Zorrotza la plataforma Sader-Profersa Kanpora! empezó una recogida de firmas antes de la primera avería y posteriormente convocó una manifestación para exigir que Profersa y Sader, ambas propiedad del grupo Agaleus, se trasladen fuera del barrio. El tiempo ha confirmado lo acertado de su lucha.

En Euskal Herria se ha hecho un  importante esfuerzo para sacar la actividad industrial de las zonas residenciales. Especialmente llamativo es el caso de Bilbo, lo que hace todavía más incomprensible que estas dos empresas continúen en Zorrotza. Interpelado por los vecinos, el alcalde de Bilbo, Juan Mari Aburto, dijo que una de las empresas abandonará el barrio mientras la otra, precisamente la responsable de las emisiones, continuará. Una muestra de falta de voluntad política y escaso interés, tal vez porque el beneficio crematístico de la operación es limitado. Para el proyecto del Guggenheim en Urdaibai, sin embargo, todos los obstáculos se remueven, utilizando vías excepcionales si es necesario. Por otra parte, llama la atención que las empresas no realicen controles continuos y sistemáticos de las emisiones y que tampoco haya medición pública de la calidad del aire en el barrio. Cuando se trata de actividades empresariales, las autoridades permiten que las obligaciones legales pierdan misteriosamente fuerza.

Una vez decretado el cierre cautelar es urgente que las autoridades establezcan controles de calidad del aire y se los impongan también a las fábricas. Es la mejor forma de tranquilizar a la ciudadanía. La elaboración de un plan para el traslado de esas actividades insalubres y peligrosos fuera del barrio sería una gran aportación a la calidad de vida de la ciudad.

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