Luchas eficaces para y desde Euskal Herria

Este marzo deja una estela movilizadora enorme y con mucho recorrido. Tras las masivas marchas del movimiento feminista el día 8 y las de colectivos de pensionistas este sábado, bajo el emblemático Monumento a los Fueros de Iruñea tuvo lugar ayer otra bastante más modesta pero que tiene mucho sentido y conecta más directamente de lo que parece con las dos anteriormente citadas. Cientos de personas denunciaron la injerencia del Tribunal Constitucional en Nafarroa. Y es que la máxima instancia judicial española no solo pone límites a cuestiones macropolíticas como se ve en Catalunya, sino que ha sido convertida por el Gobierno del PP en una herramienta que condiciona la vida diaria de 2,8 millones de vascos, cercenando los derechos a sanidad, vivienda, energía o medio ambiente que amplían sus parlamentos. En ello subyace el objetivo de convertir a la CAV y Nafarroa en dos autonomías menores, dos sucedáneos más de Madrid.

El impacto en el conjunto del Estado de las movilizaciones por la igualdad de género y por las pensiones dignas ha reavivado las aspiraciones de quienes todavía confían en una regeneración (o revolución) política y social en ese marco global. Pero la realidad es tozuda; el presidente español, Mariano Rajoy, volvió ayer a condicionar cualquier incremento de las pensiones más bajas a la aprobación de los presupuestos y la mejora económica, mientras el potente debate emancipador que abrió el 8M ha sido ahogado rápidamente en la esfera política y mediática española por otro de corte absolutamente retrógado como es la prisión permanente revisable. Al sur del Ebro, es lo que hay.

La capacidad de la ciudadanía vasca para seguir dando esas batallas está acreditada, pero es esencial fijar un norte que las haga eficaces. Ni la estructura social, ni la relación de fuerzas políticas, ni ese primo de Zumosol llamado TC permiten ilusionarse con que el Estado dé respuesta a esas demandas legítimas. Reenfocar esas luchas desde y para Euskal Herria sí puede tener resultado. Impulsar la soberanía vasca es la otra cara de la misma moneda.

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