Movilización global frente a la dictadura financiera

Violentas movilizaciones, con al menos 20 personas muertas –según algunas fuentes serían más–, se han repetido en Nicaragua en los últimos días. Protestan contra la reforma de la seguridad social que prepara el Gobierno y que plantea subir las cotizaciones e imponer retenciones a las pensiones. También en Euskal Herria las pensiones continúan siendo el motivo de una lucha que no decae. Ayer hubo manifestación en Iruñea y hoy en muchos municipios se volverán a repetir las movilizaciones de pensionistas y jubilados exigiendo unas pensiones dignas.

La lucha contra las políticas de austeridad y los recortes sociales está tomando una dimensión cada vez más global. Lógico puesto que los efectos son similares en todas partes. A pesar de las protestas, sus impulsores no cejan. Ayer sin ir más lejos terminó en Washington la reunión de primavera del FMI. El mismo diagnóstico de siempre: grandes peligros acechan a la economía mundial y los gobiernos tienen que estar preparados. El mismo objetivo:   salvaguardar la sostenibilidad de la deuda, un eufemismo que viene a decir que las deudas que tiene un Estado con los bancos y los especuladores son más importantes que las que tiene con la gente, ya sea con los empleados públicos, con los desempleados o con los pensionistas. Las mismas advertencias del FMI a los gobiernos de todo el mundo para que completen la agenda de reformas en curso y se opongan a cualquier llamamiento a revertirlas. Y más contundente es todavía el mensaje a los que llama países de bajo ingreso, como Nicaragua, para que acumulen reservas fiscales frente a los riesgos externos.

El FMI es consciente que la actual ficción económica solo se puede mantener extrayendo cada vez más fondos a costa de las políticas sociales: recursos públicos para pagar a los especuladores. La ciudadanía empieza a estar harta de que se hable de recuperación pero siga sin notarlo, y ha empezado a hacer frente a esta dictadura de las finanzas.

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