No son cifras de un balance empresarial, son personas

Un mes después de que la afección del covid empezara a remontar de forma bastante pareja en todos los herrialdes de Hego Euskal Herria, las tendencias se van decantando. Así, mientras Nafarroa parece enfilar una cierta mejoría, y Araba se mantiene en unos números relativamente estables, Bizkaia, y sobre todo Gipuzkoa, sufren un aumento acelerado de los contagios. La situación es preocupante en este territorio, que ha rebasado la incidencia de la anterior ola y donde no se aprecia ninguna señal positiva. Con todo, el dato más negativo de los conocidos ayer es el que indica que la CAV, con 575 nuevos pacientes en siete días, 177 este fin de semana, ha superado el pico de ingresos hospitalarios que alcanzó entre enero y febrero.

Todo esto refuta las afirmaciones realizadas por el coordinador del LABI técnico, que hace diez días auguraba un final temprano para esta mala evolución, algo que los datos epidemiológicos no sostenían entonces y que tampoco apuntan ahora. Asimismo, tanto Jonan Fernández como el lehendakari, Iñigo Urkullu, este en sede parlamentaria, han hecho hincapié en que esta nueva ola se va a saldar con una menor afección que las anteriores, un anuncio arriesgado viendo cuál es la tendencia actual. En Gipuzkoa ya están peor, y en los hospitales los datos son los que son.

Pero aunque finalmente la incidencia de la CAV no alcance la de principios de año, o la de otoño, resulta llamativo el modo aséptico en que se habla de cifras que representan, todas ellas, auténticos dramas. No podemos olvidar que «incidencia acumulada», «presión asistencial», «razón de tasas» o «media de ingresos» son parámetros que hacen referencia a personas y a sus vidas, que en algunos casos se están viendo comprometidas. Y afirmar por ejemplo que «hemos estado peor», como si se estuviera desgranando un balance o una cuenta de resultados, indica una lejanía sobre la tragedia que está viviendo tanta gente que es casi tan alarmante como los propios datos.

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