Regalo de EEUU a Israel en su aniversario

El Estado de Israel cumple setenta años. Proclamado el 14 de mayo de 1948 fue inmediatamente reconocido por el presidente estadounidense Harry Truman. Un día más tarde, el 15 de mayo, los palestinos conmemoran el Nakba o día del desastre, y reivindican el derecho a volver a sus tierras. Hay en la actualidad alrededor de seis millones de refugiados palestinos que no pueden regresar a sus hogares.

Desde su fundación el Estado de Israel ha hecho de la guerra y el enfrentamiento con sus vecinos su seña de identidad. Guerras justificadas por la necesidad de defender su seguridad y expulsiones de la población autóctona árabe para apoderarse de sus tierras y recursos. Con todo ello ha conseguido sembrar la hostilidad a su alrededor. Y es de sobra conocido que un enemigo externo actúa siempre como fuente de cohesión interna y, al mismo tiempo, es un poderoso instrumento para sofocar cualquier atisbo de disidencia. Operando sobre esas premisas, el Estado de Israel ha ido girando cada vez más hacia el extremismo de los nacionalistas religiosos y ultraortodoxos. Por otra parte, el desprecio a la comunidad internacional es otra de las actitudes que lo identifica. Ha vulnerado más de 88 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU gracias a la tolerancia y la inacción del resto del mundo. Por último, la violencia contra la población palestina, como vemos estos días en las protestas en la frontera, y la conculcación de sus derechos más elementales completan la deriva de un Estado hacia posiciones totalmente antidemocráticas.

Este aniversario viene marcado por la decisión de Estados Unidos de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén y que inaugurará hoy. Rompe así la resolución 478 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1980 que instaba a los países miembros a sacar sus embajadas de la ciudad santa como muestra de rechazo por la anexión unilateral de Jerusalén Este por parte de Israel. Más madera, por tanto, para las posiciones contrarias a cualquier acuerdo de paz.

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