Un compromiso humano con la inteligencia
La información sobre inteligencia artificial (IA) se ha convertido en material común en los medios de comunicación. Las noticias sobre avances, sesgos, riesgos y oportunidades de esa tecnología se solapan, obligando a los y las periodistas a una formación continua y a la ciudadanía a una atención constante salteada con suspicacia. Las perspectivas son tan dispares y chocantes –un día la IA es capaz de afinar pruebas diagnósticas y al siguiente sirve para una estafa masiva– que resulta abrumador. A menudo, ni siquiera se tiene conciencia de hasta qué punto la IA ya está integrada en muchas de las actividades humanas. Tampoco se conocen sus costes. Tal y como explica Karen Hao en su libro ‘Empire of AI’, la IA está teniendo un desarrollo de carácter «imperialista», con una mentalidad que se puede definir de colonialista y bajo la que se concentran poder, información y recursos.
Un informe de AI Forensics, una entidad dedicada al análisis de algoritmos influyentes y opacos, ha destapado cómo se están generando y viralizando con IA cantidades ingentes de imágenes con contenido «antiinmigratorio y sexualizante». El objetivo sería desviar aún más los sesgos del algoritmo, promoviendo la agenda de la ultraderecha, que no tiene remilgos en mentir ni en hacer de la crueldad su bandera.
Precisamente, en tiempos de mentiras e incertidumbre, el periodismo riguroso adquiere un nuevo valor. En este contexto, los medios cumplen una misión crucial para el desarrollo de las naciones y las democracias. Son, somos, un refugio contra la desinformación, la frivolidad y el cinismo. El buen periodismo también utilizará la IA, que no haya duda, pero lo hará con transparencia, en base a principios declarados y con objetivos nobles. En el caso de GARA y sus medios asociados, el código deontológico recoge en sus principios generales la creciente importancia de esta tecnología disruptiva. A la vez que se compromete a promover «debates éticos, institucionales, sociales y profesionales» al respecto, aclara que, sea cual sea su desarrollo, la IA «nunca sustituirá al análisis humano». Esa es, hasta el momento, la perspectiva más inteligente para hacer periodismo en tiempos de IA.