Un mensaje de justicia al mundo; valores que reflejan el ser vasco
Mientras genocidas y dictaduras pueden participar del espíritu olímpico, en un sistema en el que las potencias tienen todas las de ganar, se prohibe a pequeñas selecciones como la vasca competir en igualdad de condiciones. Se niega a los y las jugadoras vascas poder elegir equipo en libertad.
Sin embargo, el mensaje que Euskal Herria ha lanzado al mundo es muy potente. En el mundo del fútbol, inhóspito para los derechos, la selección vasca fue un medio para denunciar el apartheid y el genocidio, para defender la libertad de Palestina. Y la causa vasca. Con humildad, dos equipos en pugna pero hermanados, la afición vibrando, un país en defensa de valores y en favor de la justicia.
Anoche en Bilbo la solidaridad, las demandas a favor del pueblo palestino, contra la ocupación y el genocidio de Israel se convirtieron en bandera común. Comparado con bombardeos, ejecuciones, torturas y la hambruna, un partido de fútbol suena a algo trivial. Pero la de ayer fue una victoria colectiva para quienes defienden la justicia y la igualdad.
A su vez, la oficialidad de Euskal Selekzioa entra de nuevo en la agenda. La jugada está bien definida: hay que construir una combinación equilibrada de apoyo popular, compromiso federativo y prioridad política. E invertir. Claro que se puede perder, pero que no sea por incomparecencia. Como en toda lucha, hacen falta paciencia, enfoque y perseverancia.
Hay que agradecer a quienes han hecho posible este encuentro su compromiso, empezando por las federaciones y los equipos. Se recordará durante mucho tiempo lo importante y lo emocionante que ha sido. Y lo fructífero que será si se mantienen estos valores, este espíritu, y se proyecta bien esta energía.