Un proceso de escucha que invita a la prudencia

La diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, y la vicelehendakari de Lakua, Ibone Bengoetxea, presentaron ayer en Gernika un proceso de escucha para conocer la opinión de la población de Busturialdea sobre el proyecto Guggenheim Urdaibai. Los dinamizadores del proceso serán Agirre Lehendakaria Center y la Universidad de Columbia, durará tres años y pretende recoger la opinión de un millar de personas. La decisión de abrir este proceso está motivada por la importante contestación social, pero también por las contradicciones –públicas– que genera el plan en el propio PNV.

Sin duda, cualquier iniciativa que dé voz a la gente resulta positiva. El diálogo y el contraste de opiniones enriquece la democracia y en la medida que la perfecciona, la fortalece. Más positiva resulta todavía la iniciativa cuando, además de recoger las opiniones, se permite a la gente decidir sobre las cuestiones que le afectan. Y en este apartado no hubo ningún compromiso institucional explícito de respetar la opinión mayoritaria, lo que genera dudas sobre la intención de los impulsores. Por otra parte, resulta un tanto extraño que se plantee un debate público sobre un proyecto que todavía no se ha presentado y del que, en consecuencia, tampoco existen informes de los impactos que provocará en el medio ambiente y en el tejido económico y social de la comarca, cuyo desarrollo puede quedar completamente hipotecado. Hablar sin un material factual suele derivar en un mero intercambio de opiniones que, generalmente, termina fortaleciendo las convicciones preconcebidas de las personas participantes; o bien, puede desviarse hacia debates sobre aspectos anecdóticos que escamotean la esencia del tema en discusión. Por último, resulta ciertamente sospechoso que la tramitación del proyecto no se vaya a detener durante el proceso de escucha y que el final se haya dejado para la siguiente legislatura.

Abrir un proceso de escucha ante un proyecto polémico es siempre una decisión positiva que fortalece a la sociedad y a las instituciones. Algunas lagunas advierten del peligro de que los impulsores quieran instrumentalizar su desarrollo. Corresponde a la gente participar y seguir vigilante.

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