Victoria del Brexit y puerta abierta en Escocia

Se puede calificar de injusto el sistema electoral británico, que hace que laboristas y liberales juntos queden a 150 escaños de los conservadores pese a sumar más votos. Se puede criticar y lamentar también la omnipresencia del Brexit como eje único de la campaña, algo que ha jugado en contra de un Corbyn siempre incómodo con el tema. Todo ello es cierto, pero la realidad es que el conservador Boris Johnson obtuvo una contundente mayoría parlamentaria para llevar a cabo el Brexit como quiera o pueda. Los resultados muestran además que, más que el auge de los tories (suben 1,2 puntos), es la debacle de los laboristas (caen 7,8), que se concentra en las circunscripciones favorables al Brexit, la que apuntala la victoria de Johnson.

En contra de la tentación, esto no supone una enmienda a la totalidad a las propuestas de Corbyn, que presentó el programa más a la izquierda que un partido con opciones de gobernar haya presentado en Europa en las últimas décadas –con permiso de una Syriza que bastante tuvo con la crisis y la Troika–. Sería un error volver a interiorizar una supuesta desorientación generalizada de la izquierda, pues no es cierta, existe un proyecto –a diferencia de hace unos pocos años– del que Corbyn es una buena muestra y que ganará vigencia en un futuro inmediato que hoy se presenta más gris. Un programa que fija en las desigualdades su foco y en la redistribución de la riqueza su palanca de cambio. El problema –global–, radica en las dificultades para hacer llegar ese programa a las clases populares para las que está destinado. Es sobre esta realidad sobre la que se imponen reflexiones urgentes. No hay mucho tiempo.

Pero Johnson no ha sido el único vencedor. Sturgeon y el independentismo escocés salen enormemente reforzados en el camino de un segundo referéndum, y conviene no perder de vista un norte de Irlanda donde Sinn Féin y SDPL superan por primera vez al unionismo. La autodeterminación vuelve al primer plano como herramienta de resolución democrática y Johnson no va a tener fácil mantenerse en el No.

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