Yesca y pedernal para una dinámica que empodera

La subida de las tasas a los carburantes ha sido el desencadenante de una dinámica movilizadora inédita en el Estado francés, por ser ajena a la agenda de partidos y sindicatos y tener en las redes sociales el principal instrumento difusor. En este sentido, la espontaneidad de la convocatoria y su insospechada capacidad de enganche han originado que la clase política se sienta interpelada, obligándola a valorarla como algo que va más allá de la respuesta puntual a un asunto candente y a plantearse en qué grado la tierra se mueve bajo sus pies.   

Las imágenes del sábado pasado, con casi 300.000 personas ancladas en el asfalto, ataviadas con chalecos amarillos que ya han adquirido un estatus propio en el imaginario simbólico galo, han sacudido el escenario a diestra y siniestra, pues representan la quiebra en la relación entre una parte importante de la ciudadanía y las élites gobernantes, y también la determinación de mucha gente de expresar sus demandas al margen de los cauces habituales. Son un envido a Emmanuel Macron, cuya popularidad muestra números rojos, y el Elíseo deberá medir sus pasos si no quiere que las protestas se le indigesten. Pero también la izquierda erraría si no supiera interpretar un movimiento que ha sabido encauzar el desencanto social. Las personas que han salido a la calle no quieren que se les orille, pero tampoco que se les instrumentalice; exigen atención a sus demandas y respuesta a sus preguntas.

Los chalecos amarillos, que ya enfilan París, beben de la misma fuente que otras dinámicas que se han sucedido en los últimos años en Europa, movimientos que han servido para comprobar que la sociedad no estaba tan abotargada como la pintaban, pero también para constatar que la tranformación social es imposible si se basa únicamente en el voluntarismo, pues el balance de momento es bastante magro. En este caso, el impuesto a los carburantes ha ejercido de yesca y pedernal, pero está por ver qué tamaño adquiere la hoguera y quién o qué acaba quemado en ella.

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