Iker Bizkarguenaga
BILBO

Debate sobre un juicio sin delito pero con condena anunciada

El Kafe Antzokia ha acogido este mediodía un coloquio sobre el proceso catalán, con el juicio en el Tribunal Supremo como telón de fondo. Una vista que a ojos de los ponentes es la crónica de una condena anunciada, a pesar de que nada de lo que lo que se les atribuye sea delito.

Los cuatro ponentes durante el coloquio (Aritz LOIOLA/FOKU)
Los cuatro ponentes durante el coloquio (Aritz LOIOLA/FOKU)

A convocatoria del colectivo Erabakizaleak, conformado por juristas que defienden el derecho a decidir, el abogado y catedrático de Derecho Procesal Jaume Alonso-Cuevillas i Sayrol, el productor y empresario Jaume Roures y el cantautor Lluís Llach, han departido junto a la jurista Irantzu Perello, en representación del grupo convocante, en torno al proceso independentista catalán y, concretamente, sobre el juicio que se está desarrollando desde hace varias semanas en Madrid, que el reputado letrado catalán, exdecano del Colegio de Abogados de Barcelona, no ha dudado en calificar como la «crónica de una sentencia anunciada». Y esa sentencia, ha afirmado sin duda, va a ser condenatoria.

Y lo va a ser pese a que tanto él como Perello han insistido en varias ocasiones en que lo que se está sometiendo a juicio, el referéndum del 1 de octubre de 2017, no es delito, porque esa figura delictiva fue derogada en 2005. Ya no está en el Código Penal, de modo que «puede no ser legal, pero no es delictivo». Lo que ocurre, ha apostillado el abogado, es que el pueblo catalán «ha desafiado al Estado», y este pretende hacérselo pagar. «No es un proceso penal, es un proceso político que busca dar un escarmiento, un aviso a navegantes para catalanes, vascos…», ha expuesto ante el público que ha llenado el Kafe Antzokia. Muchos de los asistentes han portado lazos amarillos y prendas de ese mismo color, en solidaridad con los represaliados y represaliadas de Catalunya.

Alonso-Cuevillas, que ha augurado una sentencia favorable a los procesados en Estrasburgo dentro de unos años, igual que ha ocurrido en el caso Bateragune, como ha recordado después Roures, ha insistido en que en este caso «lo jurídico es lo menos importante» antes de ceder la palabra a Llach. El cantautor de Verges no ha dudado en calificar al Estado español como «funcionalmente pervertido», y ante un auditorio atento ha expuesto que gente como él confió en los 70 que quizá ese Estado «podría tener alguna posibilidad» de funcionar democráticamente, pero, sin embargo, «nos ha demostrado que no tiene solución». Llach ha recordado que «estamos luchando por derechos democráticos elementales», y tras señalar que el Poder Judicial está actuando como «brazo armado» del Estado español, ha augurado que esto acabará teniendo consecuencias «desastrosas» para los propios intereses estatales, cuyas costuras no dan para más.

El papel de los medios

«Asistimos a una representación donde está todo hecho», ha afirmado por su parte Jaume Roures, añadiendo que «lo único que han dejado sin rellenar son las casillas con los años de condena». El dueño de Mediapro fue presentado por su tocayo Alonso-Cuevillas como una persona que sin ser independentista sí que tiene «unas profundas convicciones democráticas», que está volcado en este proceso, y a modo de ejemplo de esas convicciones Llach ha recordado el documental que Roures produjo sobre la matanza del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz. «No viene de nuevo», ha apuntado.

Buen conocedor del espectro mediático español, Roures ha destacado el papel que han desempeñado los medios para asentar el relato del Estado en la ciudadanía española, a la que sólo le llega una visión de parte. «Si sólo nos tuviéramos que enfrentar a la Policía y los tribunales, serían mucho más débiles», ha señalado al respecto, añadiendo que en ese contexto tan unívoco y cerril «nadie se atreve a levantar la voz, y a quien lo hace le cae un chorreo».

La charla, que ha estado trufada de anécdotas y se ha desarrollado en tono distendido, ha durado casi dos horas y ha concluido con la constatación, realizada por Perello, de que el único delito real en este juicio –«farsa», en palabras de su colega catalán– es «el quebrantamiento de los derechos fundamentales» de las personas afectadas. «Estamos ante un Estado que ha perdido el norte y que perderá el nordeste», ha cerrado Alonso-Cuevillas, antes de que los cuatro recibieran una cerrada ovación por parte de los asistentes.