@zalduariz

Un debate con guante blanco que difícilmente decantará algún voto

Los cinco candidatos con representación en la CAV se han visto las caras hoy en ETB2, en un debate sereno marcado por la ausencia de Javier Maroto, que ha alegado una indisposición de última hora.

Los cinco candidatos, tras las cámaras hoy en el plató de televisión. (EiTB)
Los cinco candidatos, tras las cámaras hoy en el plató de televisión. (EiTB)

En un debate electoral hay mucho que perder y poco que ganar, lo que hace que la estrategia más común sea la de buscar el empate, que es lo que ha ocurrido esta noche: quien hable mañana de claros vencedores o perdedores no hará más que exponer en público sus preferencias. El debate, en términos generales, ha sido un educado y, si se permite, aburrido intercambio de argumentos en el que cada quien ha podido exponer sus razones, sus marcos y sus estrategias. No serán muchos los votos que hayan podido decidirse tras este debate.

La ausencia de Javier Maroto, oportunamente indispuesto a última hora, ha permitido un debate con guante blanco imposible en Madrid. Quizá sea la principal lección de la jornada, al menos sí la primera: esto no es España. Pero cuidado, tampoco está demostrado que sea Europa. Los horarios, desde luego, nos acercan más a los vecinos del sur.

El sustituto de Maroto ha sido el número dos de Araba, Javier de Andrés, que poco tiene que ver con el estilo del exalcalde de Gasteiz. De Andrés ha orbitado a ratos en una galaxia propia, más pendiente de los fantasmas de Ciudadanos y Vox que de los candidatos con los que compartía debate. De hecho, y a diferencia de Maroto, apenas ha buscado el cuerpo a cuerpo con el representante de EH Bildu, Oskar Matute, que probablemente llegaba con otro guión. El cabeza de lista por Bizkaia ha mostrado buena cadera y se ha adaptado; le ha podido faltar morder un poco más en algún momento, pero ha evitado dejar libre todo el carril central a PNV y PSOE.

Por parte de los jeltzales, Aitor Esteban se ha mostrado solvente y seguro, como buen orador que él mismo sabe que es. Quizá se le ha visto demasiado el plumero al buscar, desde su primera intervención, el roce con Patxi López. El PNV empezó la campaña atacando a EH Bildu y la acaba buscando la confrontación con el PSE; algo les dirán las encuestas.

Por su lado, López ha tratado imponer su marco –«solo hay dos opciones, o un gobierno socialista o uno de la extrema derecha»– sin mojarse sobre futuros pactos con Ciudadanos o Unidas Podemos. La representante del partido de Iglesias, Pilar Garrido –única mujer en el plató– ha buscado también el cuerpo a cuerpo con López, basando su discurso en dar por hecho el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos.

La incógnita tras el 28A

El primer bloque ha versado, precisamente, sobre los posibles pactos postelectorales, en los que ha quedado claro que el caballo ganador en el Estado es el PSOE. Unidas Podemos y PNV han ido a descabalgarlo acusándole de querer pactar con Ciudadanos, mientras el PP aseguraba que el acuerdo contrario está ya firmado.

«El pacto que quieren las élites es el pacto PSOE-Ciudadanos», ha denunciado Garrido. Patxi López ha tratado de salirse por la tangente pero Esteban le ha cortado el paso, recordándole que en 2009 ya dijo que no iba a pactar con el PP para lograr la lehendakaritza y luego lo hizo.

Pero ha habido para todos, y De Andrés no ha desaprovechado la ocasión de reprender al jeltzale por aprobar los presupuestos del PP y, al día siguiente, votar a favor de la moción de censura de Sánchez.

Matute, por su parte, también ha afeado la arrogancia previa de López: «Todo lo que se ha hecho en 10 meses no se ha hecho con 84 diputados (del PSOE), se ha hecho también con los de Podemos, los de PNV y los de EH Bildu».

Eso que algunos llaman plurinacionalidad

El segundo bloque ha sido el territorial, con un De Andrés haciendo de apagafuegos en apuros, al asegurar que defienden el autogobierno y que cuando Casado habla de recentralizar competencias se refiere a la «desleal» Catalunya. Sorprendentemente ha sido Garrido la que ha sacado el tema catalán y ha reclamado un referéndum para dar solución «a lo que es un conflicto político», algo que ha sacado de sus casillas a López, que ha acabado diciendo que eso que «algunos llaman plurinacional» hay que resolverlo dentro de la Constitución. Era ayer cuando su partido hablaba de plurinacionalidad.

Ha sido probablemente el tramo más divertido del debate. De Andrés se ha sacado de la chistera el concepto «extradeterminación» como creativo antagonista de la autodeterminación y ha defendido que lo que es «así desde hace muchos siglos, tiene que ser así». Es decir, el paso del tiempo como argumento político. Quizá el momento más hilarante –no han sido muchos– ha llegado cuando Matute le ha preguntado a De Andres a ver si, si los del PP son personas, ellos son marcianos.

Los bloques tercero y cuarto, sobre pensiones, empleo y políticas sociales, han servido, de un lado, para evidenciar que aunque en campaña busquen el cuerpo a cuerpo, cuesta distinguir a PNV y PSOE a la hora de hablar de políticas concretas que no tengan que ver con lo nacional; y por otro lado, para dibujar amplios consensos en materias como la regulación de la eutanasia o la defensa de la RGI, ámbitos en los que el PP se queda literalmente solo en este país.