Koldo Landaluze

De Niro, Scorsese y Coppola acaparan protagonismo en Tribeca

El Festival de Tribeca de Nueva York acogió la noche del pasado domingo una interesante charla compartida por el cineasta Martin Scorsese y el actor Robert De Niro. Dicho certamen ha estrenado el nuevo montaje de la película de Francis Ford Coppola ‘Apocalypse Now’.

De Niro y Scorsese. (Tribeca Film Festival-Beacon Theatre NYC)
De Niro y Scorsese. (Tribeca Film Festival-Beacon Theatre NYC)

El emblemático Beacon Theatre de Manhattan escenificó la noche del domingo y en el marco del Festival de Cine de Tribeca, una interesante charla en torno al papel relevante que tiene la música en las películas de Martin Scorsese. El propio cineasta compartió junto a Robert De Niro, actor fetiche del autor de ‘Toro salvaje’ y cofundador de dicho certamen cinematográfico, un encuentro en el que recordaron algunas de las cintas en las que han colaborado juntos y que se desarrollan dentro de la iconografía italoamericana, como ‘Malas calles’ (1973) o ‘The Irishman’, un filme de gángsters que se estrena este mismo año.

Ambas celebridades compartieron sus impresiones sobre el escenario del Beacon Theatre y coincidieron en resaltar la gran importancia de la música en sus películas, bandas sonoras que, en el caso de Scorsese, le ayudan a conformar los planos cinematográficos y a desatar su imaginación a la hora de realizar sus proyectos.

A modo de ejemplo, Scorsese destacó varias escenas de su filmografía: una de ellas pertenece a ‘The Last Waltz’ (1978), el largometraje documental que recogió en el año 76 la despedida de la mítica formación The Band y en la que participaron, entre otros, Paul Butterfield, Eric Clapton, Neil Diamond, Bob Dylan, Emmylou Harris, Ronnie Hawkins, Dr. John, Joni Mitchell, Van Morrison, Ringo Starr, Muddy Waters, Ron Wood, Bobby Charles y Neil Young.

En dicho concierto filmado, Scorsese destacó el instante en que la banda interpretó el tema ‘Evangeline’ y la perfecta coreografía visual y sonora que cobró forma sobre un escenario acaparado por colores vibrantes, morados y rosas. En relación a esta secuencia, el cineasta dijo que «el sentimiento más extraordinario de libertad es lo que se revela cuando la imaginación responde a la música».

Coreografía sobre un ring

El segundo ejemplo relativo a la gran importancia que tiene la música en su filmografía lo encontramos, según Scorsese, en una de sus obras maestras protagonizadas por Robert De Niro, ‘Toro salvaje’ (1980). Su autor destacó que las complejidades del personaje principal, basado en el boxeador Jake LaMotta, se entienden en parte por el deporte que practica, por lo que las escenas que tiene lugar sobre el cuadrilátero resultaban determinantes.

Según Scorsese «sabía que las escenas tenían que ser especiales, pero no sabía cómo. Encontré la solución un día que paseaba junto a un gimnasio del barrio. Allí, al ver a un luchador cómo derrotaba a nueve contrincantes de manera consecutiva, supe que mi película tenía que contar con escenas de boxeo totalmente coreografiadas y envueltas en blanco y negro».

En un momento dado, la fijación del director italomanericano por la «danza» de estas peleas provocó tal abstracción en él que incluso se olvidó de su protagonista, lo que se tradujo en una pregunta que le lanzó De Niro: «Me estoy matando sobre el ring, ¿me estás prestando atención?».

En ‘Toro salvaje’ tanto el protagonista como el director trabajaron codo con codo hasta el punto que De Niro se llevó a Scorsese a una isla durante dos semanas y media junto con un mecanógrafo para terminar el guión de una cinta por la que nadie apostaba, pero que consiguió dos premios Óscar, uno de ellos a Mejor Actor.

Durante el repaso a su trabajo compartido abordaron otros proyectos como ‘El rey de la comedia’ (1982), ‘Casino’ (1995) o ‘El lobo de Wall Street’ (2013). Si bien en esta última De Niro no aparece en el reparto, el protagonista, Leonardo DiCaprio, fue una recomendación personal para Scorsese: «Este tipo es muy bueno, deberías trabajar con él», le dijo De Niro al director. DiCaprio se encontraba entre el público que asistió a esta charla que terminó con una tanda de preguntas realizadas desde el patio de butacas.

Coppola y ‘Apocalypse Now: Final Cut’

Francis Ford Coppola tomó hoy lunes el relevo de Scorsese y De Niro en el Festival de Tribeca para recordar –en un abarrotado Beacon Theatre y cuarenta años después de su estreno– uno de sus filmes más aclamados, ‘Apocalypse Now’, a través de una versión restaurada y reeditada.

Finalizado el visionado de esta obra maestra, el cineasta relató al público las dificultades que padeció a la hora de llevar a cabo este crudo acercamiento a la guerra de Vietnam. Según Coppola, «nadie quería apoyar ‘Apocalypse Now’ porque todo el mundo esperaba un filme similar a mi anterior trabajo, ‘El padrino’».

«Los estilos de mis películas eran muy distintos y eso no es atractivo», afirmó, tras lo que confesó que además ningún actor quería ir con él a Filipinas, donde se rodó la película dadas las facilidades logísticas y el bajo precio de la mano de obra en el país asiático. De esta forma, Coppola invirtió el dinero que había ganado con ‘El padrino’, ya que ningún estudio de Hollywood quería sufragar los costes, y tampoco contaba con el apoyo de Estados Unidos ni del Ejército.

El director recordó los malos episodios vividos y reconoció que «en un momento determinado y muy extremo, pensé que no sobreviviría a su rodaje. Debía 30 millones de dólares. Tenía miedo, tenía tres hijos y un viñedo que acababa de comprar, y estaba seguro de que lo iba a perder todo». A pesar de todo, y en mitad de este caos, acrecentado por la destrucción de buena parte del equipo de grabación cuando un tifón asoló Filipinas y el infarto que sufrió el actor Martin Sheen, Coppola siguió adelante con el proyecto pese a los riesgos que entrañaba y resumió dicho episodio afirmando que «si quieres hacer arte tienes que aprender a estar cómodo con el riesgo. No se puede hacer arte sin riesgo».

Esta nueva versión, titulada ‘Apocalypse Now: Final Cut’, que se proyectó en el Beacon Theater de Manhattan, utilizó la tecnología de control de audio de muy baja frecuencia VLFC, un sistema de altavoces diseñado para emitir sonidos que el oído humano no puede percibir pero que crea un efecto sonoro que hace sentir que el cuerpo vibra.