Ramón Sola

Estrasburgo tampoco contradice la política de alejamiento en el caso de Gorka Fraile

Como ocurriera antes con la demanda de Alex Zobaran y otros, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha desestimado la del preso Gorka Fraile, que cuando estaba en Badajoz reclamó el acercamiento ante la imposibilidad de visitas de sus padres y las afecciones a su mujer y su hija de 5 años.

Movilización en Bilbo en defensa de los presos enfermos: Gorka Fraile es uno de ellos. (Aritz LOIOLA/FOKU)
Movilización en Bilbo en defensa de los presos enfermos: Gorka Fraile es uno de ellos. (Aritz LOIOLA/FOKU)

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha desestimado la demanda del preso Gorka Fraile (enfermo de cáncer y en la actualidad en la cárcel cántabra de El Dueso), que apeló a esta instancia para denunciar las afecciones a la vida familiar que conllevaba el alejamiento a la prisión de Badajoz. También argumentó vulneración del artículo 6 de la Convención Europea, relativo al derecho a acceso a un tribunal. Estrasburgo no acepta ninguno de los dos motivos, aunque en su análisis contextualiza esa política de alejamiento y la da por buena siempre en el anterior escenario de existencia de lucha armada de ETA.

El Tribunal Europeo sí ha condenado otros casos de alejamiento de presos en Rusia o Ucrania, pero esta es la segunda demanda de presos vascos que rechaza. Antes ya inadmitió la de Alex Zobaran, Ione Lozano y Urko Labaka (estos dos últimos entonces ya libres) contra el Estado francés por las afecciones que provocaba a su familia el encarcelamiento en Lyon. Lo hizo entonces afirmando que recibían visitas y llamadas de manera regular.

En este caso, Fraile denunció a Estrasburgo que el encarcelamiento en Badajoz impedía totalmente las visitas a sus padres por cuestiones de edad y salud, y las hacía muy difíciles para su compañera e hija de cinco años. Sus quejas, como es norma habitual, fueron desestimadas por los juzgados estatales. Estrasburgo no niega ahora que se produzca esa afección, pero estima que el alejamiento «no es desproporcionado en relación con el objetivo de prevenir el desorden, la delincuencia y la protección de los derechos y libertades de los demás», ligándolo siempre por tanto no solo a la existencia de ETA (disuelta en 2018) sino al ejercicio de la lucha armada (concluida en 2011).

La demanda se interpuso el 1 de setiembre de 2017. Posteriormente Gorka Fraile ha sido llevado a la prisión de Santoña, a aproximadamente hora y media de su localidad, Durango. Ocurrió en diciembre de 2018, en una fase ya avanzada de su cautiverio (lleva 21 años entre rejas y tiene una condena de 30).

Por lo que atañe a la queja sobre el acceso a tribunales, Estrasburgo dictamina que no ha apreciado «arbitrariedad o irracionalidad manifiesta» en el modo en que su recurso fue inadmitido por el Tribunal Constitucional.

Esta sentencia es unánime. La ha emitido una sala de siete jueces, con el maltés Vincent De Gaetano como presidente y la donostiarra María Elósegui como miembro del tribunal.

Preso enfermo

Gorka Fraile, nacido en 1970, es uno de los presos enfermos incluido en la lista pública de Jaiki Hadi. En 2015 se le diagnosticó un carcinoma epidermoideo en el dorso de la lengua, que obligó a una intervención quirúrgica. Pese a ello, se le mantuvo en Badajoz, a 700 kilómetros de casa, hasta hace medio año. Y en la actualidad se le sigue reteniendo preso.

La operación sufrida en Badajoz estuvo marcada por un trato inhumano: según recoge el informe de Jaiki Hadi, se le mantuvo esposado hasta el mismo momento de la intervención, se obstaculizó su descanso con ruidos, voces y amenazas por parte de los agenes que lo custodiaban, y en un momento dado la Policía entró y se mantuvo en el quirófano durante la intervención.