Ramón SOLA
IRUÑEA

La lesión dejó al Chimy sin el tren del Barça, pero ¿en la estación de Iruñea?

‘Diario de Navarra’ y otros medios confirman hoy que el partido contra el Levante en que se rompió el viernes iba a ser posiblemente el último como rojillo de Chimy Ávila. El Barça ya había negociado con su representante y oscilaba entre el rosarino y Rodrigo. Osasuna se queda sin 25 millones pero ¿con el jugador? Su carta no lo aclara.

El momento exacto de la lesión de Chimy Ávila. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
El momento exacto de la lesión de Chimy Ávila. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

El minuto 53 del Osasuna-Levante del pasado viernes muestra cómo en un segundo puede cambiar toda una vida. El mal giro de la rodilla de Chimy Ávila en un salto más de su asfixiante presión a las defensas rivales dejó al «Comandante» con el ligamento cruzado roto (baja para toda la campaña) y sin el sueño de jugar en el Barça junto a otro rosarino llamado Leo Messi.

El rumor de que Ávila estaba en el casting para sustituir a Luis Suárez es confirmado plenamente este martes por ‘Diario de Navarra’ y otros medios. Se detalla que su representante, Jorge Bilicich, había conversado ya con Ramón Planes, de la secretaría técnica del Barça, y que Osasuna lo sabía y se preparaba para asumir su inevitable venta en el mercado de invierno que se cierra este sábado.

El Barcelona no había tomado ciertamente la decisión final, pero en el casting aparecían destacados dos jugadores de perfil y precio bien diferentes: Chimy, un jugador evidentemente físico y con un hambre de triunfo atroz, y el valencianista Rodrigo, más técnico, experimentado, frío... y caro. Su cláusula es de 120 millones (aunque el Valencia seguramente rebajará el precio) frente a los 25 de Ávila. El fichaje de Rodrigo por los culés parece ahora muy decantado.

Todo cambió con esa mala caída. El rictus con que Chimy explicó a los doctores que «me he roto» antes de tumbarse en la camilla lo decía todo; se le acababa la temporada, pero se le iba aún más que eso.

Sin dinero y sin jugador

Cuando antes del encuentro fue entrevistado a pie de campo, el director deportivo rojillo Braulio ya denotó ser plenamente consciente de que ese podía ser el último partido de Ávila. Si el Barcelona cerraba el fichaje esta semana, para Osasuna no era un drama ni mucho menos, aunque sí una preocupación sustituirle. Esos 25 millones multiplican casi por diez lo que se pagó en julio por el Chimy y casi duplican el mayor traspaso de la historia rojilla: Raúl García al Atlético de Madrid por 15 millones allá por 2007. Daría para pagar de sobra las obras del nuevo estadio, el Muro Rojo, que están en marcha y concluirán este centenario, con una previsión inicial que no llega a 20 millones.

El fatídico minuto 53 dejó muy maltrecho a Ávila, pero casi más a Osasuna, que se quedó de golpe sin dinero y sin jugador. Y abocado además a algún fichaje en invierno para reforzar la delantera, toda vez que el jugador más parecido al rosarino en su estilo (que no en su nivel), Brandon, había sido cedido al Girona antes de que toda esa rocambolesca historia echara a rodar. Viene (confirmado ya) Enric Gallego del Getafe, con una opción de compra obligatoria en junio que supone en realidad un fichaje diferido por entre dos y cinco millones de euros, y suena también José Arnaiz (Leganés).

Los optimistas pensarán que la penosa lesión garantiza al menos la continuidad de Ávila en Osasuna (firmó cuatro años de contrato), pero la carta de agradecimiento que difundió este lunes tampoco anima a darlo por seguro. En su estilo inconfundible, el Chimy se muestra muy emotivo con los apoyos recibidos y totalmente determinado en superar esta dificultad, pero no cita a Osasuna en ningún punto de la misiva... quizás porque sabía que ese viernes se acababa sí o sí su desbordante etapa rojilla. Incluso en el caso de que el Barcelona no hubiera terminado por decidirse, había otras novias dispuestas a pagar esos 25 millones en un mercado invernal muy inflado (el Sevilla ha pagado 20 por En-Nesyri tras una primera vuelta mucho más pálida que la de Chimy).

Próximo capítulo, junio, cuando Ávila ya estará trotando –o seguro cabalgando– por Tajonar.