En su intervención en el pleno de política general de este lunes en Gernika, Amaya Fernández ha reconocido que la situación actual es de una «enorme complejidad e incertidumbre», pero ha considerado que sería «totalmente injusto» afirmar que «el comienzo de los males que sacuden a Bizkaia se inició con la pandemia del covid-19» porque, «por desgracia, hace muchos años que Bizkaia perdió el tren del liderazgo como territorio».

Por ello, ha insistido en que «no sería justo ni acertado echar toda la culpa de la situación actual a la pandemia», porque Bizkaia «arrastra numerosas debilidad previas que la pandemia solo ha agudizado, que tienen que ver con la pérdida de peso silente de sectores estratégicos como la industria, las elevadas tasas de paro o las bolsas de precariedad laboral».

La portavoz del Grupo Mixto ha asegurado que si la «singularidad foral» de Bizkaia «llega a haberse utilizado correctamente nos hubiera permitido estar preparados para los retos que vienen». Ha pedido a Rementeria que hable de «medidas concretas» en materia fiscal y ha subrayado que la Diputación «no perdona un solo euro a los autónomos», sino que lo que hace es decirles que lo paguen más adelante, «y eso no es bajar impuestos, que es lo que hace falta».

Fiscalidad

Amaya Fernández ha considerado que «no es el momento de una bajada general» de impuestos como la que el PP planteaba hace unos meses, pero sí de «reducción selectiva de impuestos».

«Podemos llegar a un acuerdo para una reducción selectiva de impuestos, eliminación del gasto público ineficiente, y apoyo a las empresas y autónomos, porque hay que garantizar liquidez, competitividad y superviviencia empresarial, porque solo así se va a garantizar el bienestar de los vizcaínos», ha manifestado, para afirmar que «hay que levantar un poco el pie del cuello de las personas y de las empresas, para poder seguir teniendo empresas y recaudando».

Fernández se ha preguntado si el Centro Internacional de Emprendimiento de la Torre Bizkaia, que se abrirá en el primer trimestre de 2022 según ha anunciado el diputado general, será «el test fallido» de Rementeria. Aunque ha reconocido que es una «buena idea, pero nefastamente ejecutada», la juntera del PP ha cuestionado «el futuro de ese proyecto y el uso que se dará a tantas plantas arrendadas en esa Torre de Babel, que suponen un desembolso importante a las arcas forales en un momento de escasez como el actual».

A su juicio, este proyecto ha acabado siendo «una suculenta operación inmobiliaria y una pretendida, y hasta hoy frustrada, punta de lanza internacional del emprendimiento, que ahora se fía a 2022» y que será liderada, no por un gestor internacional, sino por una empresa local que «sale al rescate del proyecto».