Un viaje al colorido mundo sin reglas de Helen Frankenthaler

Data

25.04.11 - 25.09.28

Lekua

Bizkaia - Bilbo

La artista, en su estudio, en una fotografía que se puede ver en la exposición.
La artista, en su estudio, en una fotografía que se puede ver en la exposición. (Oskar MATXIN | FOKU)

Entrar en el mundo de Helen Frankenthaler (1928-2011) supone dejarse apabullar por el color. Todo es de gran tamaño y bello en esta artista. En una de las fotografías de gran tamaño con la que te topas nada más entrar en la muestra ‘Helen Frankenthaler. Pintura sin reglas’ (11 de abril a 28 de septiembre, en el museo Guggenheim de Bilbo), aparece una sonriente Frankenthaler, pringada de pintura.

En otra, está el salón de la casa que compartía en la calle 94 Este de Manhattan con su primer marido, el también pintor Robert Motherwel. Es una fotografía realizada para un reportaje en ‘Vogue’, en 1964, donde es interesante fijarse en los detalles: además de las obras que coleccionaba el matrimonio –Mark Rothko, David Smith...– se puede ver ‘Montañas y Mar’ (1952), la obra de juventud y la pintura más icónica de esta artista norteamericana.

Un par de detalles más: al creativo y famoso matrimonio le llamaban en la época ‘la pareja de oro’, porque ambos procedían de familias adineradas; otro dato, ‘Montañas y mar’ no está en la retrospectiva que se puede ver en el Guggenheim y que llega procedente del Palazzo Strozzi de Florencia, donde estuvo hasta enero. Según ha explicado el comisario de la exposición, Douglas Dreishpoon, es complicado moverla de donde está, en la Galería Nacional de Washington D.C.

Y que no se nos olvide una tercera fotografía: Helen Frankenthaler y Robert Motherwel, vestidos de playa, pasean por Donibane Lohizune, donde se instalaron un verano durante su viaje de novios. Corría el año 1958 y, aunque estaban de viaje, trabajaban. Cada uno tenía su estudio.

Un mantra, una pareja de oro

¿Y por qué ese título de ‘Pintura sin reglas’? Porque precisamente este era el ‘mantra’ que marcó la carrera artística de esta mujer. «Es un creer en vivir sin reglas, siempre libre, para poder cambiar de opinión y también es un pasaporte para seguir avanzando en el mundo del arte», como ha apuntado el comisario de la muestra. 

Con una carrera que abarca seis décadas, y que se pueden visualizar en la espectacular exposición que le dedica el Guggenheim, Helen Frankenthaler está considerada como una de las artistas femeninas estadounidenses más importantes del siglo XX. Fue uno de los principales exponentes del Expresionismo Abstracto, movimiento que dominó la escena artística de su país desde los años cuarenta hasta los sesenta, y que vio nacer a figuras tan notables como Jackson Pollock y Willem de Kooning. 

Uno de los aspectos más famosos de la obra de Frankenthaler es el desarrollo de la técnica de la ‘mancha empapada’, que marcó un cambio radical en la pintura de la década de 1950. Introducida en 1952, la técnica consistía en verter o diluir el color directamente sobre el lienzo sin preparar, dejando que el pigmento penetrara y ‘manchara’ la tela. Este método le permitía lograr efectos de transparencia y fluidez imposibles con los métodos tradicionales de pintura al óleo o acrílica.

Mujer entre hombres

Nacida en el 12 de diciembre de 1928 en Nueva York, en una familia de ascendencia judía e hija de un juez del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, esta artista tuvo una formación académica de primer nivel. Fue también una mujer de vanguardia, no solo por su arte, sino también por su capacidad para imponerse en un mundo artístico dominado por los hombres.

Hombres como Clement Greenberg, uno de los críticos de arte más influyentes del siglo XX, que en los 50 fue su mentor y su compañero sentimental durante muchos años, aunque le llevaba veinte años, y quien fue también promotor de su obra en galerías y museos. De 1958 a 1971, estuvo casada con Robert Motherwell (Aberdeen, 1915 - Provincetown, 1991), uno de los pintores estadounidenses más importantes y otro de los principales exponentes del expresionismo abstracto, y cuya unión coincidió con una época creativa muy importante para ambos. Se casó tres veces.

¿Y qué pasa con el color? Uno de los rasgos distintivos de la obra de Frankenthaler es el modo en que lo utilizó no solo como elemento visual, sino como lenguaje emocional. Desde sus inicios, ocupó un lugar central en su investigación artística, también la belleza y la búsqueda de nuevos caminos sin reglas a las que atarse. Solo hay que dejarse llevar.

Abierto de martes a domingo, de 10.00 a 19.00. Entradas disponibles en taquilla y en la web.

Kokapena

Museo Guggenheim

Bilbo. Bizkaia